La escuela reusense de la creatividad

La historia. Desde hace tres años, Maite Buenafuente ayuda a descubrir talento y a cumplir sueños con Buenafuente Actors

20 mayo 2019 07:54 | Actualizado a 24 mayo 2019 08:04
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La devoción por el arte y la interpretación que siente Maite Buenfuente (Reus, 1960) tiene que ver con sus genes. En casa, su padre, ya transmitía esa inquietud en sus ratos de ocio e incluso, su abuelo, Andrés, había tocado la guitarra y enseñado su capacidad para crear monólogos. El humor de esa familia repleta de talento consumó en la Plaça Almoster de Reus, donde Maite y su hermano, cinco años menor, Andreu, residían de pequeños. Nadie, ni siquiera ellos, imaginó qué les depararía el futuro. 

Los primeras relaciones de Maite con el teatro se gestaron en época de Navidad. En casa, ella y su hermano creaban sus propios números para los familiares, con Maite como voz cantante. Andreu, más reservado, exhibía una capacidad asombrosa para imitar con exactitud a cada uno de sus familiares. La EGB del arte para los Buenafuente se halló en su propio hogar, en tiempos difíciles, porque la economía no permitía muchas licencias. Andaba alejada de los lujos. De ahí que, esta reusense que desprende una energía brutal, decidiera estudiar enfermería para adentrarse en el mundo laboral. Ejerció durante 12 años en el antiguo hospital de Reus. Su carrera anduvo paralela a la de Andreu, que empezó a retransmitir eventos deportivos en Ràdio Reus, entre ellos el hockey, una de las tradiciones fetiche de la ciudad. Apenas había consumado los 18 años.

Existe un punto de inflexión que cambió la vida de estos dos ganxets de cuna, no sólo unidos por la sangre, también por su extrema admiración por los escenarios y el talento interpretativo. Andreu rescató a su hermana para convencerla y crear un proyecto que hoy se ha convertido en casi un monstruo. Del entusiasmo de los dos Buenafuente nació El Terrat, primero como programa radiofónico en Ràdio Reus. «Me llamó un día y me dijo que me olvidara de médicos y esas cosas y que necesitaba crear una SL y que exactamente no sabía qué era eso» aclara Maite. Abrir una Sociedad resultaba condición indispensable para que El Terrat echara a rodar. Estamos hablando de 1989.

La escritura se firmó ante un notario de la calle Sant Joan de Reus, previo té en la mítica cafetería Bol d’Or. Y un mar de dudas. «Nos preguntábamos si estábamos haciendo lo correcto. Creo que ni sabíamos lo que estábamos haciendo», recuerda sonriente Maite.
La mayor de los Buenafuente se enpiecializó durante su trayecto en El Terrat, sobre todo, de la dirección de cásting, aunque su vocación se encuentra en la interpretación. Su sueño infantil siempre fue el de ser actriz. Recuerda con cariño y nostalgia su primera intervención en el Teatre Bravium de Reus, ese lugar con embrujo por el que han pasado la mayoría de talentos de la ciudad. «Sólo interpreté una frase del Retaule del Flautista y siempre me acordaré de lo que me dijo el director de la obra». «Aquesta noia de la veu trencada» hacía referencia a Maite. En esa pequeña aspirante había un proyecto interesante.

La escuela

Después de hacer crecer a la compañía hasta un nivel casi universal, Maite decidió volver a casa. Hace justo tres años. Mientras Andreu se ha instalado ya en Madrid para alargar la propuesta de El Terrat, ahora como una de las estrellas del canal Movistar, su hermana apostò por el regreso. Se instaló en Vilafortuny y generó una propuesta artística de formación. Abrió en Reus la escuela Buenafuente Actors. Empezó con dos niños y hoy dispone de 60 alumnos, a los que les enseña los secretos de una profesión que, muchos, no se pueden permitir. «Algunas veces tenemos la sensación de que para hacer algo interesante hay que salir de Reus, cuando no es así». El espacio, ahora en el barri Carrilet, después de un tiempo en Redessa, ayuda a descubrir talento y a cumplir los sueños. «Todas las personas tenemos algo de actores y de actrices. Lo decía Chaplin. La vida es una obra de teatro. Luego estamos las personas que sentimos la interpretación como vocación y la escuela pretende ofrecer a esas personas una oportunidad».

Maite ya ha sentido la felicidad de ver a una pequeña de siete años locutar y escribir un guión asombroso, sin apenas haber conocido el mundillo antes. Fue en el campus de verano que la escuela Buenafuente Actors realizó hace unos meses. «Te encuentras sorpresas muy agradables», reconoce. La suya es una puerta abierta a la creatividad. Y Reus lo celebra.

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