Las casas vacías hipotecan la renovación de El Carme de Reus

La crisis y la eterna reforma que nunca llega impiden al barrio acabar con la preocupante degradación de muchas viviendas

19 mayo 2017 17:30 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:40
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La llegada del nuevo milenio trajo la esperanza a los vecinos en el barrio de El Carme. El Ayuntamiento de Reus, encabezado entonces por el alcalde Lluís Miquel Pérez, anunciaba una ambiciosa reforma integral auspiciada baja la famosa Llei de Barris de la Generalitat. Una noticia celebrada por los residentes y por todos los ciudadanos, ya que suponía reformar la principal conexión urbana entre los paseos y el centro comercial.

Pasados 16 años, el balance que se hace es de insuficiente. Sobre todo porque el barrio de El Carme continúa sumergido en una eterna mejora que nunca acaba. Y lo que es peor, el permanente standby en el que vive, acrecentado estos últimos años por la crisis, le impide avanzar. Asimismo lo expone el presidente de la asociación de vecinos Harmonia del Carme, Pere Corrales, que destaca como principal preocupación la gran cantidad de casas abandonadas que hay en todo el barrio.

Concentradas en calles como Sant Jaume, Sant Benet, Sant Francesc, Sant Antoni o Closa de Freixa, todas ellas adolecen del mismo problema: son muy viejas, están deshabitadas y presentan un avanzado estado de degradación. Esta situación, además, también se constata a través de los numerosos solares que se encuentran en El Carme fruto del derrumbe de distintas viviendas.

Pero más allá del peligro que representan y de la imagen deteriorada que ofrece el barrio, Corrales asegura que existe un problema igual de preocupante con la suciedad y las incontrolables colonias de palomas. En este sentido, varios vecinos aseguran estar hartos de convivir con estas aves que, añaden, han invadido los pisos abandonados (se cuelan por las ventanas y espacios mal cerrados) convirtiéndolos en vertederos.

«La única solución posible es derruir los edificios», señala el propio Corrales, que recuerda los preocupantes problemas de insalubridad que generan. Uno de los principales focos se concentra en los dos grandes inmuebles ubicados entre las calles Sant Francesc y Sant Benet, a la altura del portal con el arrabal Martí Folguera.

Derribo inminente

El actual gobierno municipal ha negociado ya con la Generalitat derruir estos dos edificios, propiedad del Incasòl, para acabar con la sobrepoblación de palomas y das paso a una nueva zona de aparcamiento. No obstante, la intención es convertir el espacio en una zona verde o en nuevas viviendas si se encuentra algún promotor interesado. Los trabajos de derribo, cifrados en unos 200.000€, estarán costeados por la Generalitat.

En una segunda fase, la intención del gobierno de Carles Pellicer también pasaría por activar la remodelación de dos zonas más porque cumplen una función más social que urbanística. La primera de ellas consistiría en la creación de una nueva plaza posterior al Orfeó Reusenc, mientras que la otra supondría ampliar las calles en el Vapor Vell.

 

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