Los edificios inacabados de la burbuja inmobiliaria,sin solución a corto plazo en Reus

La PAH reclama que se negocie con los bancos para terminarlos y destinarlos a vivienda social.Desde el consistorio no se descarta intervenir, pero se admite que no se está trabajando en ello

04 julio 2020 08:00 | Actualizado a 05 julio 2020 10:36
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Hace ya doce años que la burbuja inmobiliaria estalló, pero su huella todavía está presente. Y no únicamente en la economía –ahora también golpeada por la crisis del Covid-19–, sino también en la calle, con edificios inacabados, foco de palomas y otras plagas e inseguridad. Un problema de imagen, pero también de convivencia con los vecinos, que en distintas ocasiones se han quejado de insalubridad.

En Reus persisten algunos casos, como el que hay en el cruce entre la avenida Jaume I y la Ronda de Subirà, el número 12 de la calle Antoni Fabra i Ribas o el de la Avenida de Salou. Pero parece que la solución no es nada sencilla, según detalla el presidente del Gremi de la Construcció del Baix Camp, Gregori Salvat. «Donde ha habido demanda, las promociones se han ido retomando y actualmente está todo terminado. Si queda algún edificio inacabado en una ciudad como la de Reus es porque hay algún problema judicial o con los bancos», detalla Salvat, quien remarca que otra historia son los pueblos: «En estos casos, el problema es que no ha habido demanda. Ha sucedido mucho en las Terres de l’Ebre y pueblos del interior. Si no hay demanda, no tiene sentido terminar las construcciones. Lo mejor es demoler lo que se empezó a levantar». Otro motivo por el que hayan podido quedar inacabados es que el proyecto iniciado no se ajuste a las actuales necesidades.

En algunos municipios, los consistorios han optado por mediar en busca de un constructor que esté dispuesto a terminar las ‘obras fantasma’ con el fin de deshacerse de estos activos. No obstante, en Reus no existe, al menos de momento, ningún proyecto en esta línea, según fuentes municipales consultadas, aunque «no se descarta».

Mientras tanto, desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Reus, se reclama que la administración intervenga para que se terminen estos edificios y que se conviertan en viviendas sociales. «Son pisos que están abandonados y que no sabemos quién tiene la titularidad. Puede ser un gran banco, un gran tenedor, un fondo buitre que esté preparando hacer una especulación... Pedimos que el Ayuntamiento negocie con los bancos, que se mire qué se puede hacer, para que se adecúen y se destinen a las familias vulnerables de la ciudad», reclama Sandra Casanova, miembro de la PAH.

Un problema de convivencia

Los edificios inacabados y abandonados también representan un problema en el día a día. En más de una ocasión, los vecinos se han quejado de las molestias que causan por la suciedad y malos olores, además de ser espacios de incivismo. Este es el caso del edificio a medio construir que hay en la avenida Jaume I. Vecinos del número 79 están hartos de la situación porque se trata de un foco de cucarachas, mosquitos, palomas y sus excrementos. En los bajos de dicho edificio también hubo un okupa que, en una ocasión, provocó un incendio. Posteriormente, puertas y ventanas fueron tapiadas. Aun así, el problema de las palomas prosigue y se acumulan en las repisas de las ventanas de un patio interior que el edificio inacabado comparte con las viviendas colindantes.

Otro caso es el del número 12 de la calle Antoni Fabra i Ribas, también inacabado y abandonado. Los vecinos están hartos de la situación y reclaman que se reconvierta en un inmueble de protección oficial o de alquiler social. En este punto ha habido problemas con okupas, pero también de inseguridad. Y es que en enero de 2019, un menor que entró en el edificio, se precipitó cuatro metros al caer por el hueco del ascensor.

La Sareb lanzó una campaña para reactivar las obras paradas

‘Obra parada’ fue una campaña que en 2018 inició la Sareb, la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria, en la que puso a la venta edificios inacabados para que fueran terminados. La campaña, que ya terminó, sirvió para ofertar, en el caso de Tarragona, 450 viviendas distribuidas en 24 edificios que estaban a medio construir, promociones que las constructoras no pudieron terminar por falta de liquidez. El municipio con más promociones ofertadas fue Deltebre, con 100 viviendas. También destacaba La Pobla de Mafumet (con un edificio con 22 pisos). En Reus, se ofertaron distintos trasteros en la Riera de Miró.

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