Reus: ochenta años y sin intención alguna de dejar de trabajar

Maria Pilar Tous. Es la primera mujer procuradora de la ciudad y fue decana del Col·legi de Procuradors de los Tribunales de Reus

19 enero 2020 17:24 | Actualizado a 28 enero 2020 16:37
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A falta de comprobar el dicho aquel que asegura que el trabajo dignifica, Maria Pilar Tous Estany podría apropiarse de la frase y añadirle: «Y te rejuvenece». Con ochenta años a sus espaldas no se ha planteado ni por un momento dejar su despacho donde pasa los días rodeada de documentos legales y de recuerdos fotográficos de una trayectoria familiar vinculada al mundo jurídico. «Mis compañeros ya  saben que yo cumplo un año menos en cada aniversario. El otro día soplé las velas de los cincuenta», explica Tous, que subraya el buen rollo que tienen los jóvenes con ella. «Incluso para ir a tomar algo me preguntan si me va bien, y si no, cambian de día».  

Su trabajo es su  medicina para las noches de insomnio y su refugio personal para alejarse de los problemas y cargarse de energía. Se le nota una pasión laboral poco común en los tiempos que corren y ella sonríe cuando se lo señalan: «Disfruto mucho de mi profesión, pero por otro lado también la sufro, sobre todo los desalojos». Y es que Maria Pilar lleva 37 años siendo procuradora y fue decana del Col·legi de Procuradors dels Tribunas de Reus. Su recorrido empezó en 1983, después de años acompañando a los juzgados a su marido, el abogado reusense y procurador Pere Huguet, que la animó a dar un paso al frente y emprender una carrera. Así, consecuentemente, Tous fue la primera procuradora de Reus. «He empezado en un mundo de hombres que se ha ido pluralizando pero nunca he tenido ningún problema», y añade entre risas que «también saben que sé contestar muy bien porque tengo muy mal genio». 

Una flor por unas llaves

A lo largo de todos estos años, Pilar ha podido comprobar la evolución de las leyes y del mundo judicial. «Ahora se cuida más a la gente necesitada aunque a veces es muy difícil de gestionar». El aspecto social siempre le ha conmovido y explica una historia tras otra de casos en los que ha trabajado. «Después de alargar al máximo la fecha de un desalojo, le dije a la familia que equis día me trajeran las llaves en mano. Todos me dijeron ‘¡Pilar, estás loca!’ y a la semana me habían dejado las llaves y una rosa con una nota: ‘no podemos traerte el ramo porque no tenemos dinero, pero te estamos muy agradecidos’», recuerda. Añade que después de ver muchos casos ha aprendido que «muchas veces el que más pide, es el que menos necesita». 

Si echa la vista atrás, asume que su profesión ha cambiado mucho en varios aspectos: «No entiendo como antes lo podíamos hacer todo con máquinas de escribir. ¡Ahora me parece inconcebible!». Se muestra crítica con la situación «un tanto precaria» que se vive en muchos juzgados de municipios: «Se dice que los juzgados de Reus son malos, pero no es así. Tienen casi la misma cantidad de trabajo que en Tarragona pero hay la mitad de trabajadores y de juzgados». 

¿La jubilación? «Seguiré hasta que la salud lo permita», declara con una vitalidad envidiable. Y es inevitable preguntarle, ¿usted qué desayuna? «¿Yo? un vaso de leche y una magdalena».

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