El Tiempo
Estado Carreteras
Whatsapp
Encuesta
Directorio Empresas
Juegos
«Mi mujer es de Reus, mis tres hijos han nacido en Reus y yo llevo 29 años en Reus. Media vida la he vivido allí y la otra media, aquí en Galicia. Y no sé dónde acabaré», apunta Alejandro Avecilla, el mítico exjugador de hockey que regenta, también, Casa Alejandro, restaurante enclavado en la calle Batan y que acumula ya más de dos décadas de servicio. Desde hace unos cuantos meses, la rutina de Avecilla discurre a caballo entre el Baix Camp y su ciudad natal, A Coruña. Allí está cerca de inaugurar su otro Casa Alejandro, un proyecto «mucho mayor» y que se encuentra «a punto de caramelo».
Inmerso en los preparativos, en conversación telefónica bromea y cuenta que «a veces ya no sé bien ni dónde estoy, los obreros me hablan en gallego y les contesto en catalán, pero ahora es lo que me toca». La idea, dice, es «mantener también el restaurante en Reus y levantarlo, porque mi casa está allí», aunque «prefiero no hacer planes a largo plazo y no sé qué va a pasar en seis meses». «Estoy abierto a cualquier posibilidad que vaya surgiendo. Esto de la Covid nos ha hecho tanto daño que tenemos que explorar otros caminos porque hemos sufrido mucho», añade.
La nueva aventura empresarial le lleva a echar la vista atrás y recordar los primeros pasos en el Casa Alejandro original. «Se entrenó en 1999 y en estos 23 años nos ha pasado de todo: una inundación, un incendio... El primer año se nos quemó toda la cocina, hice de bombero con los siete extintores que había. Teníamos a 90 personas cenando y hubo que desalojar, y a los dos días volvíamos a estar abiertos», relata. En sus mesas ha comido «de gente de hockey, todo el mundo; me han venido a ver de Portugal, Italia, España...».
De la trayectoria deportiva de Avecilla (A Coruña, 1965) dan buena cuenta las paredes de Casa Alejandro, que dejan a la vista parte de sus recuerdos. Exintegrante de Dominicos, Liceo y Reus Deportiu, atesora un mundial y fue plata en Barcelona 92. Hoy «ya no estoy vinculado al hockey», comenta, y pregunta, entre risas, «¿tú crees que puedo sacar más tiempo?». «Alguna vez voy a ver algún partido, a ver a amigos, y poco más», explica. Mientras él avanza en su nuevo negocio en la zona del puerto deportivo de A Coruña, que también apostará por la cocina tradicional, su esposa Cori se mantiene al frente del restaurante en Reus. «Quiero encontrar a gente capaz de llevar lo de aquí y lo de allí, y ver cómo me lo monto», explica. De momento, «no hago planes, vivo sobre la marcha».
