A pocas semanas del inicio de las clases en la universidad, la mayoría de estudiantes ya tienen habitación reservada. Muchos optan por compartir piso, «porque es la opción más económica», dicen, y empresas de Reus dedicadas exclusivamente al alquiler de habitaciones para estudiantes lo tienen todo completo desde finales de julio. Aun así, siguen recibiendo llamadas de interesados que se llevan un ‘no’ como respuesta.
«En Reus hay mucha población estudiantil», cuentan tanto desde Llars DGL como de FuturQ. Aun así, los estudiantes consideran que la oferta de habitaciones es suficiente. Muchos buscan por grupos de WhatsApp y redes socials, pero «otra cosa es que el piso esté en condiciones», cuenta Araceli Colomina, que está preparándose para el examen del MIR (Médico Interno Residente). No obstante, «lo que más cuesta es encontrar gente con un perfil parecido al tuyo», añade Judit Vila, de Guissona, tras haber terminado Arquitectura en la URV.
Antoni, de FuturQ, relata precisamente que muchos estudiantes buscan compañeros de una edad muy similar a la suya. «Hay también quien prefiere que estén estudiando lo mismo», añade. Algo que «sucede, sobre todo, entre estudiantes de Medicina por el ambiente de estudio». Así mismo, también «nos encontramos con chicas que quieren compartir piso con otras chicas por cuestiones como la limpieza», relata.
Lo que ofrecen empresas especializadas como FuturQ o Llars DGL son alquileres específicos de habitación de septiembre a junio. «En el contrato constan cuestiones como la limpieza, que no se pueden hacer fiestas...», expone Antoni, de FuturQ. Incluso consta el horario del televisor. Todo por «una cuestión de tranquilidad para los estudiantes y los padres», aclara.
Por su lado, Xavier, de Llars DGL, cuenta que con este tipo de contratos «en verano no se paga», dado que son de septiembre a junio. No obstante, antes de terminar el curso se habla con los estudiantes para saber si querrán continuar en septiembre, «y si es así, la habitación queda reservada». ¿La diferencia con una inmobiliaria? «Que las inmobiliarias alquilan pisos enteros, y los estudiantes se espabilan a encontrar compañeros, y nosotros ofrecemos habitaciones, con gastos incluidos», cuenta Xavier.
Anuncios por WhatsApp
«De oferta creo que hay suficiente, porque hay mucha rotación», comenta Marta Mérida, «aunque de reformado hay poco», puntualiza. Tras terminar los seis años de Medicina, Marta ha vuelto este verano a Barcelona para prepararse el MIR. Pero recuerda que el primer curso que estuvo en la Facultad de Medicina de la URV encontró habitación llamando a un número que estaba en un tablero de anuncios de la universidad. La experiencia «no fue muy buena, porque éramos cuatro personas y los compañeros eran más pequeños». Al año siguiente, cambió y encontró nuevo hogar a través de contactos de la universidad. «La gente que deja una habitación avisa por grupos de WhatsApp», explica.
«Para encontrar piso hay los grupos de clase, portales inmobiliarios, páginas de Facebook como ‘De pis en pis’...», relata Araceli Colomina, de Gandia. Ella también ha compartido piso los seis años de Medicina y, ahora, lo sigue haciendo mientras se prepara para el MIR, que es en enero. Llegó a Reus con 17-18 años «y opté directamente por compartir piso», mientras que otros, en primero, optan por la residencia. «De Gandia ya conocía a dos chicas y buscamos juntas», recuerda. En seis años, ha pasado por cuatro viviendas distintas. «El primero lo dejamos porque estaba muy lejos de la facultad», recuerda. No obstante, asegura que hay oferta en el centro, donde suelen buscar habitación los estudiantes de Ciencias de la Salud. En cambio, por la zona de Bellissens «buscan más los de Arquitectura y Económicas», detalla Antoni, de FuturQ.
Entre junio y julio muchos estudiantes ya han cerrado sus contratos para asegurarse habitación cara el próximo curso. Pero como recuerda Xavier, de Llars DGL, siguen habiendo asignaciones de plazas hasta octubre y las búsquedas de piso seguirán activas hasta entonces.
Los precios han subido, «pero son asequibles, nada que ver con Barcelona»
Reus es una ciudad tensionada, con muy poca oferta de alquiler y mucha demanda, por lo que los precios son altos y es habitual que los propietarios exijan a los inquilinos contrato fijo o las últimas nóminas. En el caso de los estudiantes, se suele exigir un avalador, que «acaban siendo los padres», cuenta Araceli Colomina, que comparte piso en Reus mientras se prepara para el MIR. En este sentido, alquilar un piso a estudiantes «es una garantía» para el propietario, subraya Xavier, de Llars DGL. En cuanto a los precios, los estudiantes dicen que han subido. «Ahora pago 50 euros más al mes que en 2018, cuando llegué», prosigue Araceli. De hecho, detalla que seis años atrás «podías encontrar pisos por 450 o 500 euros». Ahora «mínimo son 600 y hasta 900 al mes». No obstante, los estudiantes valoran de Reus que es «mucho más barato» que Barcelona, recuerda Judit Vila. Marta Mérida –otra estudiante– es de Barcelona, y coincide con que Reus está bien de precio: «Lo que aquí vale un piso entero, en Barcelona es una habitación».