El Hospital Sant Joan de Reus comenzará a trabajar con un nuevo acelerador lineal a mediados de febrero de 2022. La máquina, que ha costado dos millones de euros y es fruto de una aportación de la Fundación Amancio Ortega, quedó instalada en un búnker vacante del edificio de la avenida Josep Laporte el 29 de octubre y atraviesa desde entonces el proceso de calibración. Si todo va bien, podría estar disponible incluso antes de acabar enero. Reemplazará al único aparato que todavía ahora opera bajo la plaza del Gegant Indi –en proceso de obsolescencia al haber superado la vida útil media, que se fija en unos 10 a 12 años– y es un gemelo del que se inauguró en verano en el Hospital de la Santa Creu de Jesús-Tortosa.
Aunque la capacidad aumentará progresivamente, se espera que una vez que, se alcance su máximo, el nuevo acelerador lineal del Sant Joan esté en disposición de tratar a entre 50 y 60 pacientes al día. El aparato «tiene las últimas prestaciones, permite utilizar la máxima tecnología disponible en estos momentos y aplicar tratamientos de mucha precisión», explica Meritxell Arenas, directora del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Sant Joan, e indica que «ahora ya estamos derivando muy pocos pacientes por técnicas que no podríamos hacer aquí».
Arenas destaca que «la radioterapia es un pilar fundamental en el tratamiento del cáncer» y precisa que «un 60% de estos pacientes la hacen en algún momento de su enfermedad» y que «participa en la curación de cerca de un 40% de las personas diagnosticadas y es el segundo tratamiento que más cura, tras la cirugía». Durante 2021, pasaron por el servicio alrededor de 2.250 usuarios, cifra que supone «un incremento respecto al año anterior, probablemente porque aumenta la incidencia del cáncer», detalla la directora del Servicio de Oncología Radioterápica del Sant Joan, que concreta que «la principal causa de esto es el envejecimiento de la población».
La calibración del nuevo acelerador de Reus puede ser más rápido al tratarse de un gemelo –en el de La Santa Creu se invirtieron cuatro meses– lo que permitiría acortar plazos de la puesta en funcionamiento. Se está realizando con la ayuda de una cuba de agua tintada que posibilita «tomar miles de medidas para tener un control total» y «saber cómo se depositará la dosis en cualquier punto», detalla Manel Artigues, director del Servicio de Protección Radiológica y Física Médica, que especifica que «hay que invertir tiempo en esto porque lo que salga del proceso se aplicará a todos los enfermos que se traten a lo largo de la vida del acelerador y un error ahora implicaría replicarlos luego».
El servicio de referencia de la provincia, que da cobertura a toda la población de Tarragona, gestiona cuatro aceleradores: dos en el Hospital Sant Joan, otro bajo el Gegant Indi y el de La Santa Creu. Ahora, el espacio del antiguo hospital de Reus quedará vacío de máquinas al encenderse la del Sant Joan, aunque «es posible que no sea abrir aquí y cerrar allí, sino que se haga un cambio progresivo que ocupe un breve tiempo». Así, –más allá del acelerador de Tortosa– el servicio se centralizará en la avenida de Josep Laporte, donde trabajará el nuevo aparato que acaba de instalarse más los dos que ya estaban, y el del Gegant Indi no se seguirá usando porque «el objetivo es evitar que los equipos se queden viejos y la finalidad de la donación es renovar lo que había, no ampliarlo».
En este sentido, Artigues recuerda que «cuando se diseñó el nuevo hospital ya se hizo una previsión de futuro, teniendo en cuenta la importancia de los aceleradores y el volumen de sus obras, y se generaron cuatro búnkeres». Eso ha facilitado la entrada de la nueva máquina y ha propiciado que «al tener la sala ya diseñada, la obra haya sido mínima y se haya trabajado sin provocar ninguna distorsión en la atención a los pacientes, que no lo han notado». El cuarto búnker que existe permanece aún vacío a la espera de «que haya un crecimiento». Agrupar toda la actividad de radiología en el Hospital Sant Joan «es muy positivo en todos los aspectos», añade Arenas.
En el tratamiento de personas con cáncer mediante radioterapia participan cerca de 70 profesionales. Las atenciones son «completamente individualizadas, personalizadas, porque cada paciente tiene un cáncer diferente y es un mundo» y «también ponemos mucho esfuerzo en el aspecto humano».
Un circuito trabajado al milímetro
Cada unidad aborda unos 60 pacientes al día y cada usuario tiene aproximadamente una hora de tratamiento, además de «comprobaciones de que todo esté correcto», ya que «es básica la precisión de los tratamientos y que todos los días el paciente esté exactamente igual, atendiendo a márgenes de milímetros». El circuito incluye, entre otros, «una primera visita, delimitación de volúmenes y órganos de riesgo mediante TAC y otras pruebas de imagen porque queremos curar provocando los menores efectos secundarios posibles».
Después, «el servicio de física realiza una dosimetría, que determina cuál es la mejor técnica a aplicar para ese caso en concreto». El enfermo puede hacer desde una única sesión hasta siete semanas. La radioterapia se administra de lunes a viernes y, cuando cae algún festivo, también se abre en sábado para poder garantizar todas las sesiones. Al final, «se hacen las pruebas pertinentes para observar si la persona ha respondido al tratamiento o si se le indican otros».
«Tenemos que ofrecer a los pacientes los tratamientos de mayor calidad», explica la directora del Servicio de Oncología Radioterápica, que dice que «hay más casos de cáncer pero, a la vez, también se está curando más –en algunos se llega a un 90%– y eso es gracias a los avances en los diagnósticos y a los programas de cribado, pero también es por los progresos en los tratamientos: podemos tratar cada vez pacientes con dosis más altas y, así, curar a más personas, porque somos capaces de proteger más los órganos sanos».
De hecho, «para mí, uno de los más importantes progresos que se han logrado en oncología es que, hace algunos años, cuando un paciente con cáncer tenía metástasis prácticamente esto era un sinónimo de no curación; pero ahora se ha visto que entre que tiene el cáncer localizado y hace muchas metástasis hay una situación intermedia que se llama oligometástasis». «Si tenemos un paciente con hasta cinco metástasis, existe una técnica de radioterapia que se hace igualmente aquí y que las trata con mucha dosis y muy pocas sesiones, con una intención curativa», precisa Arenas, que valora que «para mí, esto es una revolución y muestra que la radioterapia es una herramienta terapéutica en los pacientes metastásicos».
Desde el Sant Joan «también hacemos investigación y estamos estudiando los biomarcadores que aporten información sobre si a los pacientes les servirá la radioterapia, que una prueba permita realmente saber si les será útil el tratamiento; y hacemos docencia en la URV y del MIR», concluye Arenas.
El plan para cambiar los otros dos aparatos, en marcha
El Hospital Sant Joan de Reus acaba de cumplir sus primeros diez años de actividad, un margen de tiempo que coincide con la media de vida útil de los aceleradores lineales. En este sentido, al margen de la nueva máquina que se acaba de colocar en el centro sanitario, Artigues explica que «ya hay un plan para renovar las otras dos de Reus con fondos europeos» y precisa que «estamos en marcha para poder llevar a cabo la sustitución». Así, en pocos años se habrá reemplazado completamente el abanico de aceleradores que gestiona el Sant Joan, considerando que «mantener la tecnología al día siempre es importante» y que se trata de inversiones que «se deben realizar».
