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Los secretos para ser uno de los mejores hoteles de España

El Hotel Terra Dominicata de Escaladei ha sido distinguido por la Guía Michelin con tres Llaves, situándolo como uno de los cinco mejores de España

26 mayo 2024 13:10 | Actualizado a 26 mayo 2024 19:00
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Una pausa. Tranquilidad. Un remanso de paz. Un edificio histórico levantado en el siglo XV que renació siglos después como un hotel de alto standing en el corazón del Priorat. El Hotel Terra Dominicata formaba parte del conjunto monástico de la Cartoixa de Escaladei. Era la granja. Y ahora respira lujo por todas partes. Pero un lujo reposado. Un lujo tranquilo. Nada suntuoso. Un lujo como experiencia de desconexión. Y eso ha calado.

El hotel nació como un negocio familiar con ganas de ofrecer una experiencia única. Fue el primer cinco estrellas de la comarca. Algo que han consolidado con un picar piedra sin pretensiones y con una filosofía muy suya. Y ahora, este rincón del Priorat está ya en un gran escaparate: ha sido reconocido con la máxima distinción de la Guía Michelin, tres Llaves. Y eso les expone ante el mundo. Porque no son veinte hoteles de toda España los que tienen este sello. Son solo cinco. Y uno de ellos es esa histórica granja cartujana convertida en un oasis de paz escondido entre las montañas del Montsant.

Anne Chamboissier, directora del hotel, asegura que recibir un sello como el de la Guía Michelin les supone un gran valor a nivel de imagen y de reconocimiento. «Nosotros estamos escondidos. Este no es un lugar de paso, y sellos como este nos sitúan en el mapa», confiesa, señalando que ya han notado más movimiento.

Presente y pasado

Desde la Guía Michelin valoran: «Un simple vistazo al interior basta para comprobar que el edificio actual es mucho más lujoso y exclusivo de lo que debió serlo en su época de monasterio. Su estilo moderno y elegante casa bien con los elementos rústicos que aún perviven en las habitaciones: techos de vigas vistas, suelos de madera y alguna que otra pared de piedra testigo del pasado monástico».

La Guía destaca el estilo «elegante con elementos rústicos», testigo de su pasado monástico

Y la directora del hotel, contenta y un pelín emocionada, subraya: «Lo que más valoran es la experiencia única que ofrecemos al cliente. Que el hotel sea un destino en sí mismo». Hablan del concepto «otro tipo de lujo», asociado a la naturaleza, a escuchar el silencio, al único sonido de los pájaros. Un ‘adults only’ que ofrece desconectar, una pausa en el camino. Anne vive junto al hotel con su marido Enrique y su hija de tres años. Son de Barcelona y eligieron un cambio de vida. Ahora, se han adaptado a ese mundo escondido y calmo.

«Estamos ocupados, eso sí, pero estar rodeados de todo esto es indescriptible». Cuando abrieron hubo unos gestores, pero ya llevan cuatro temporadas al frente.

Años de reconstrucción

Convertir el hotel en lo que es ahora no fue un proceso sencillo. Fue destruido durante la Desamortización de Mendizábal y empezó a reconstruirlo la anterior propiedad, un proceso que retomaron los actuales –la empresa Trossos del Priorat– con la compra de la finca. «Al ser patrimonio histórico, no pudimos tocar nada. La estructura está tal cual estaba», explica la directora. Y respira ese aire monástico y de historia en todo momento. Tiene incluso pasadizos secretos. Literalmente.

Tienen 26 habitaciones, un restaurante para 52 comensales (prioritariamente huéspedes) y una filosofía muy concreta. No tienen televisor. Tampoco gimnasio. Potencian el entorno y la desconexión. Invitan a caminar, a ir en bici, visitar bodegas, conocer el territorio y a no hacer nada. Pero la lectura también forma parte de su esencia. Tienen libros en todo el hotel. «Cuando un huésped empieza un libro aquí, se lo puede llevar a casa», explica. Combinan clientes de proximidad con clientes internacionales.

El restaurante está dirigido por el chef Fran López, propietario del Villa Retiro de Xerta y con una estrella Michelin. En su carta de vinos solo tienen Priorat y Montsant. «Somos embajadores de la comarca», explica Chamboissier. Están agradecidos a Fran López y a todo el equipo, que contribuye a crear una esencia que les ha llevado a lo más alto de la Guía Michelin. Y Chamboissier es consciente de que el entorno es un regalo: «Los monjes cartujanos escogieron este lugar por algo».

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