El pequeño Miró no deja de comer. Ha pesado poco más de cuatro kilos. Vino al mundo el pasado jueves 4 de agosto, a las 18.36 horas, en el Hospital Sant Joan de Reus, y se ha convertido, a través de sus padres, en el ‘recuperador’ de un nombre inusitado hoy en día, aunque abundante en la época medieval. Es el primer niño de Reus que se llama Miró. «Queríamos un nombre singular, catalán, con historia, muy característico y que si fuera posible estuviera arraigado a su ciudad. Buscamos todos los nombres posibles, los típicos, Arnau, Adrià, y otros como Artal o Ariel, pero no nos acababa de convencer ni la historia ni la fonética», admite Rafel Gil, el padre. Él, junto a la madre, Elisenda Barceló, comenzaron a ver la luz cuando la abuela les regaló un libro de nombres en catalán antiguos. «Hojeándolo, dimos con uno que nos enamoró al primer momento: Miró. Rápidamente comenzamos a buscar su historia, un nombre de procedencia germánica, cuya saga, en época medieval, se estableció en el monasterio de Ripoll. Un descendiente de ellos nació en Reus, Francesc Miró i Roig, que fue caballero en 1752».
El caballero reusense fue heredero de los que adoptaron Miró como apellido. Aquel personaje recorrió las poblaciones tarraconenses tras la batalla de Almansa para animar a la resistencia antiborbónica. «Era lo que buscábamos, una historia y una leyenda en Reus. Estamos muy orgullosos de que nuestro hijo tenga un nombre tan especial de Reus», recalca Rafel.