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    Potenciar la economía y la calidad de vida para frenar la despoblación

    La Diputació lidera el proyecto ‘Pobles vius i actius’ de la mano de agentes del territorio que aportan su conocimiento

    26 junio 2022 21:55 | Actualizado a 27 junio 2022 07:00
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    Luchar contra la despoblación rural es uno de los grandes retos actuales, después de décadas de éxodo. La clave está en el fomento del desarrollo económico y social para mejorar la calidad de vida. Que vivir en estas áreas sea atractivo y haya oportunidades laborales y servicios. Y es con este objetivo que se está llevando a cabo en Tarragona el proyecto de especialización y competitividad territorial (PECT) ‘Pobles vius i actius. Territori equilibrat i innovador’. Coordinado por la Diputació de Tarragona, cuenta con la implicación de varios agentes del territorio: la Universitat Rovira i Virgili, el Consell Comarcal del Priorat, Concactiva, VITEC y la Associació d’Iniciatives Rurals de Catalunya (ARCA).

    El proyecto trata, a grandes rasgos, cuestiones como la calidad de la formación en las escuelas, la calidad de vida y prácticas saludables entre la población y el desarrollo económico, centrándose en el sector vitivinícola, el agroalimentario y los productos locales. En este caso, se trabaja en su especialización e incremento de la competitividad incorporando la tecnología.

    «Se tiene que revalorizar el patrimonio agrario», subraya Mireia Vilamala, técnica de dinamización agraria en el Consell Comarcal del Priorat. Desde el ente comarcal se lideran las acciones en cuestión de dinamización agraria, una de las ocho operaciones en las que se estructura el PECT. Como detalla Vilamala, concretamente se trabaja en tres ejes: dinamización de productos devaluados, cambio climático e impulso de producto que ya está en el mercado. Por ejemplo, se fijan en qué se produce en el territorio pero no se valora, como es el caso de la fruta seca, la dulce o la huerta. «La fruta seca, por ejemplo, no se valora en el mercado, lo que repercute negativamente y el producto se acaba perdiendo. De huerta, sólo quedan algunos productores semiprofesionales...», detalla Vilamala.

    Se tiene que revalorizar el patrimonio agrario

    Por otro lado, «se tiene que impulsar y revalorizar el producto que ya está en el mercado, como el aceite y, en este sentido, trabajamos de la mano de los restauradores, porque cuando vayas a un restaurante de la zona, el cliente se encuentre sobre la mesa el producto local».

    Paralelamente, no se puede dejar a un lado el cambio climático, y menos aún en una zona como el Priorat, con problemas de agua. En esta línea, se han iniciado ya acciones sobre gestión, con estudios de pluviometría o qué productos son los más idóneos. Pero también con una mirada de una mejor gestión del agua «sobre lo que estamos preparando una guía de buenas prácticas», según explica la técnica.

    Sobre esta cuestión también trata otra de las operaciones, ‘adaptación de los sectores vitivinícola y oleico por los efectos del cambio climático’, encabezado por el Parc Tecnològic del Vi (VITEC). «En el Priorat se tiene que optimizar el agua», subraya el director general, Sergi de Lamo. Una de las líneas en las que se trabaja es la adaptación de la viticultura, con un conjunto de ensayos para observar el estrés hídrico. «La cantidad de agua depende del clima, pero también del suelo y de la variedad de uva», relata. Así pues, se está llevando a cabo un proyecto de selección clonal de viñas de 100 años de antigüedad de Montsant y Priorat «que, por lo tanto, están adaptadas a estas condiciones». La idea es que, al plantar clones, las nuevas viñas tendrían que tener la misma resistencia. A nivel enológico, también se está realizando un proyecto similar, pero con levaduras autóctonas de Montsant, Priorat y Conca de Barberà.

    La cantidad de agua depende del clima, pero también del suelo y de la variedad de uva

    Sobre cambio climático, De Lamo detalla otros dos ejes: el fomento de la economía circular con, por ejemplo, un proyecto para convertir los restos de poda en compostaje; y contribuir a la mitigación del cambio climático, intentando reducir el uso de productos fitosanitarios. «Las viñas representan un 3% del espacio agrario pero, en cambio, son el 30% del uso de fitosanitarios», detalla. Para este 2022, se pone el foco en la mejora de las previsiones, lo que se está realizando a partir de la instalación de una red de estaciones meteorológicas por el Priorat. «Esto nos permite conocer aspectos para prever el riesgo de plagas», explica.

    Además, VITEC también participa en el proyecto aportando sus conocimientos directamente a profesionales, es decir, «poner al servicio de la viticultura los conocimientos de VITEC», ofreciendo servicio de asesoramiento.

    Aunque potenciar los productos locales es esencial, igual de importante es el relevo generacional o, más bien, la incorporación de nuevos agricultores. Es en esta línea que se trabaja desde la Associació d’Iniciatives Rurals de Catalunya (ARCA), con ‘espais test’. «Alrededor del 30-40% de las incorporaciones son nuevos agentes agrarios, y las políticas no están pensadas para este perfil», subraya Gemma Estany, coordinadora técnica de ARCA. Así pues, se trabaja, por un lado, en la realización de un estudio para detectar aspectos como qué necesidades hay en el territorio, dónde hay capacidad de producción, dónde está la demanda...

    Por otro lado, se están explorando las oportunidades para implementar ‘espacios test’, es decir, fincas para probar proyectos agrícolas. Según explica Estany, de momento tienen ya un espacio condicionado en Gandesa, a nivel ganadero; y también se trabaja en Belltall, donde se produce ajo y hay más demanda que oferta.

    Alrededor del 30-40% de las incorporaciones son nuevos agentes agrarios

    Las líneas de actuación del proyecto ‘Pobles vius i actius’ se completan con formación para la mejora de la calidad de vida en entornos rurales, de la mano de la URV, con formación continuada para maestros de escuela rural y, por otro lado, una investigación sobre el estilo de vida de personas de entre 60 y 74 años en pueblos de menos de 5.000 habitantes.

    Por su parte, la Diputació de Tarragona lidera la parte de infraestructuras tecnológicas, con el diseño y construcción de la infraestructura de fibra óptica.

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