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Pocos minutos antes de las tres de la tarde, la plaza de la Sang de Reus se ha llenado, este viernes 29 de marzo, de expectación. Ya era casi imposible hacerse un hueco entre la gente, y por los balcones y alguna azotea se asomaban cabezas. Nadie quería perderse uno de los momentos más emocionantes y singulares de la Semana Santa reusense: las Tres Gràcies, el momento en el que la imagen del Sant Crist de la Sang vuelve a su templo titular, después de presidir la Solemne Funció de l’Agonia en la Prioral de Sant Pere.
Durante la espera, algunas miradas se dirigían hacia la calle del Hospital para ver si se acercaba o no la procesión. Por suerte, esta vez no hacía demasiado calor y la espera ha sido soportable. De repente, han empezado a oírse tambores, y la expectación ha crecido.
Los Armats de la Reial Congregació de la Puríssima Sang, encabezando la Processó de les Tres Gràcies, han ido avanzando hasta situarse en la entrada de la plaza de la Sang. Las 14.58 h, toque de corneta. Paran los tambores. Silencio. Nuevo toque de corneta y las lanzas empiezan a repicar contra el suelo... Un ruido creciente, hasta tocar las tres de la tarde, y los Armats han retomado la marcha, recorriendo los últimos metros hasta llegar al templo de la Sang. El ruido de lanzas y tambores no ha cesado en los siguientes cinco minutos, hasta que el Capità Manaies ha golpeado tres veces las puertas del templo. Los tambores han parado, pero las lanzas han seguido repicando, mientras las puertas de la Sang se abrían de par en par.
La plaza ha quedado en absoluto silencio, roto únicamente por la Escolania, Cor Jove y la Capella de Cantors del Sant Crist de la Sang, entonando la Vexilla Regis. Detrás, avanzaba la imagen del Sant Crist de la Sang entre miradas emocionadas y de devoción.
El portador ha llegado a las puertas del templo, se ha dado la vuelta hacia la plaza y ha sido entonces que se ha vivido el momento más cargado de emoción. En un silencio sepulcral, el Sant Crist ha mirado a toda la plaza, mientras los asistentes le pedían las ‘Tres Gràcies’. Tras unos largos segundos, alguien ha gritado: «¡Visca Crist Rei!» y la plaza ha respondido: «¡Visca!». La imagen rápidamente se ha adentrado al templo mientras que la gente arrancaba a aplaudir.
