Deshidratación: cómo evitarla en niños deportistas

El agua es siempre la mejor opción y la reposición de líquidos es fundamental antes, durante y después de cualquier competición

12 julio 2021 13:18 | Actualizado a 12 julio 2021 13:19
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Al igual que ocurre con los adultos, asegurar una adecuada hidratación es un factor clave en los niños que practican deporte, y no solo para calmar la sed. Tal y como explica Laura Esquius, profesora del máster universitario de Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), «la hidratación es importante para cubrir los requerimientos hídricos durante la práctica de ejercicio y para el correcto mantenimiento del organismo, pero también es fundamental, junto a una adecuada nutrición, para evitar la fatiga que se puede producir debido a la disminución de los hidratos de carbono almacenados en forma de glucógeno, así como para asegurar el rendimiento deportivo». 

Así, la deshidratación progresiva durante el ejercicio es más frecuente de lo que se cree y, de hecho, muchos deportistas no ingieren los fluidos suficientes para reponer las pérdidas que se producen, lo que afecta no solo al rendimiento físico, sino que además eleva el riesgo de sufrir lesiones y, en los casos más graves, pone incluso en juego su salud. Todo esto también puede afectar a los niños deportistas. 

Por tanto, es fundamental la reposición de líquidos tanto en los entrenamientos como durante la competición, hidratando al niño de forma adecuada a lo largo de toda la jornada (antes, durante y después del esfuerzo físico), puesto que, como advierte Esquius, no hay que esperar a que tenga sed. 
El protocolo de hidratación recomendado en estos casos es que cuatro horas antes de la prueba se debe beber agua o algún alimento rico en agua en una cantidad de entre 5 y 7 ml/kg de peso corporal, y antes del calentamiento (30-60 minutos) es aconsejable que ingiera 300-400 ml de líquido. Durante la competición: el objetivo es prevenir la deshidratación, bebiendo entre 400 y 800 ml/hora a intervalos cortos de tiempo. Por último, después de la competición: hay que reponer los líquidos y electrolitos perdidos por la orina y el sudor bebiendo líquidos o consumiendo alimentos con alto contenido en agua. «En la mayoría de los casos en los que los niños realizan actividad física, lo mejor es que beban solamente agua», concluye Laura Esquius.

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