Salvador Mestre: «Tallar es como hacer surgir una figura del tronco»

Escultor

08 mayo 2021 18:20 | Actualizado a 09 mayo 2021 06:35
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«Me he dedicado profesionalmente a la construcción, a la empresa familiar, hasta mi jubilación. Entre los años 60 y 70, se tenía un contacto muy estrecho con ebanistas, pintores y demás artesanos; juntos tomábamos medidas y comentábamos la jugada, cómo tenían que organizarse los proyectos y, al final, adquiríamos muchos conocimientos», inicia conversación el riudomense Salvador Mestre.

Dedicarse a la construcción le hizo conocer la que es hoy una de sus aficiones principales: la escultura. La talla de la madera y la precisión con la que se desenvuelve la ha adquirido, sobre todo, de forma autodidacta. Cabe decir, que también aprendió junto a amistades del ámbito, además de ponerle empeño y sumarle horas de práctica.

«Cuando me jubilé pensé que tenía que explorar esa afición. Al principio, me atreví con colgadores y maderas para cortar el embutido y la carne; pero luego di un paso más, hacia algo más artístico», recuerda.

Aprender observando

Nombra la creación de un escudo de Catalunya y otro de Riudoms, aunque en su taller también se pueden descubrir otras obras, como una espectacular escalera de caracol de tamaño mediano y un gran cuadro en el que Mestre inmortaliza el edificio de la Sagrada Família de Antoni Gaudí en relieve, destacando además y con letras, el nombre del municipio que lo vio crecer. «Mediante la observación se aprende mucho; aunque más allá de la técnica, es vital saber cuáles son las mejores herramientas (así como los materiales), con las que empezar a tallar. Cisco, de Almoster, me sugirió las más adecuadas», señala.

Otra de las máximas en los trabajos del escultor es, cómo decíamos, la representación de la localidad de Riudoms. Por citar, precisamente, una de sus piezas –esta vez, de dimensiones más reducidas– es la que reproduce la plaza de l’Església. Preguntado sobre la forma en que empieza a formular cada uno de sus proyectos artísticos, Mestre detalla que los croquis lo ayudan a articular la pieza y sus dimensiones. «Cuando comencé a trabajar con la obra de la Sagrada Família, pedí incluso a Turisme de Barcelona diferentes prospectos para poder empezar con la maqueta de la obra. Fue todo un proceso», rememora.

El artista también dedica mucho de su tiempo a hacer fotografías y, más allá de empezar a crear mediante planos, borradores u otras representaciones gráficas, «las instantáneas suelen ser grandes fuentes de información» para él, desvela. Una vez tomada la fotografía, la imprime «con las medidas proporcionadas» y, a partir de ahí, empieza a operar. «Eso fue lo que hice con la escalera de caracol. Dicho trabajo, por otro lado, no tiene ningún punto recto, únicamente una planta helicoidal», acota.

Su filosofía a la hora de idear un elemento parte de una premisa curiosa: «Tallar es como hacer surgir una figura del tronco, es algo que me llena, porque está totalmente integrada; es lo que pensé cuando hice una lámpara de pie».

La escultura le apasiona, pero la historia de Riudoms, también. Su espíritu creador lo ha llevado, incluso, a escribir poesía y libros, como Bocins del meu camí, una recopilación de, «tal vez, más de un centenar de cartas al director que se publicaron en el Diari»; Riudoms, admirada flor del Camp; y El carrer Major, quan els camins són records. «Escribir sobre la calle Major de Riudoms, que es donde nací, significaba mucho para mí. Era una especie de Passeig de Gràcia lleno de vida y en el que se realizaban muchas actividades; la vecindad, además, era muy cercana. Allí había pintores y diferentes artistas. Ese factor tenía que dejarlo plasmado por escrito», explica.

La actividad literaria de Mestre no termina aquí, también hace constar que «hace un par o tres de años, escribí sobre la empresa familiar, con una tirada de unos 50 ejemplares», expone. Con todas estas aficiones, el riudomense demuestra que es una persona activa y concluye: «Hay que añadir que, recientemente, me saqué el certificado C de catalán».

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