Volver a pintarse los labios, más que un gesto

Distintas entidades tienen programas de compañía a mayores. La demanda se multiplica

12 marzo 2022 19:20 | Actualizado a 13 marzo 2022 06:52
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Laura Justícia es la coordinadora del programa ‘Ara al teu costat’ de Càritas Diocesana, en el que voluntarios acompañan a personas mayores cada semana. Reconoce que la soledad no deseada siempre ha preocupado (el programa lleva 20 años), pero con la pandemia se ha disparado. Actualmente acompañan a 90 personas en el Tarragonès. «Y más que podríamos», dice, si contaran con más voluntarios.

Cuando por fin ha podido recuperarse el contacto presencial, han constatado que las personas a las que ya acompañaban habían perdido habilidades físicas, «algunos necesitaban bastón o andador que antes no usaban», ejemplifica.

Aunque habían perdido, además, sus relaciones sociales, por eso los voluntarios que acuden a acompañarles intentan siempre que salgan de casa, «así recuperan el contacto con el barrio, con los vecinos».

Cuando se le pregunta por los efectos de este acompañamiento lo resume con una llamada que acaba de recibir para darle las gracias. Es una señora viuda que vive sola y que estaba muy aislada. «Me cuenta que comenzó a pintarse los labios solo para recibir a la voluntaria y ahora lo hace todos los días».

Compañía que da la vida

Magda Civit es coordinadora en Tarragona de la asociación Amics de la Gent Gran. Su programa también se ha doblado en un año y ahora acompañan a una veintena de mayores en la ciudad. A diferencia de lo que ocurre en otras ciudades, además de personas jubiladas también tienen estudiantes y trabajadores, pero se necesitan más para cubrir las demandas que les llegan desde los servicios sociales, CAP...

Este trabajo también les ha permitido ver que a los mayores que participan «les cuesta más hablar con otros; han envejecido de repente». A ella también le sobran los ejemplos del cambio que obra el acompañamiento en los mayores. Recuerda a una señora que vive en un edificio con barreras arquitectónicas y que gracias a su voluntaria vuelve a pasear por la calle. «Me dice que está contenta, no; lo siguiente. Este acompañamiento le da la vida».

Hijos de la guerra

Pero aunque el grado de preocupación de los mayores va bajando, la recuperación no es completa. «Muchos de ellos están preocupados por las noticias que llegan desdee Ucrania, algunos son hijos de la guerra y están reviviendo historias que pensaban olvidadas», explica Miriam Giménez, responsable del departamento de Gent Gran de Creu Roja Tarragona. Solo el año pasado, además de la actividad presencial, hicieron 121.185 llamadas a 6.356 personas mayores en la demarcación.

Desde que se levantaron las restricciones han intentado que los mayores puedan volver a hacer actividades en su entono, en su barrio, algo clave para su recuperación emocional.

Pero otra de sus prioridades ha sido ayudarles a romper la brecha digital, algo que, apuntan, será cada vez más clave para evitar el aislamiento. En este tiempo algunas personas han comenzado a usar WhastApp, a hacer videollamadas, e incluso talleres por videoconferencia, algo impensable antes de la Covid-19-.

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