Un hombre que era entrenador del equipo de baloncesto del CB Mollerusa ha sido condenado a dos años de prisión por dos delitos de abusos sexuales y de otros dos de allanamiento de morada.
Su equipo se encontraba alojado en un hotel de Salou para participar en un torneo. Consiguió las llaves de dos habitaciones donde estaban alojadas jugadoras de otro equipo y se coló en dos. En una de ellas realizó tocamientos, mientras que en la otra habitación no lo logró al ser descubierto.
La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Tarragona lo ha condenado a un año de prisión por uno de los delitos de abuso sexual y de medio por el otro. En ambos casos se ha tenido en cuenta la atenuante de reparación del daño. Cabe añadir medio año más de cárcel por dos delitos de allanamiento de morada. Hubo un acuerdo de conformidad entre el fiscal, la acusación particular y la defensa.
A una de las víctimas la tendrá que indemnizar con 11.897,64 por los daños morales. La otra –que ahora es mayor de edad– ha renunciado a la cantidad que le pudiera corresponder.
Los hechos
El acusado, de nacionalidad española, estaba alojado en un hotel de Salou entre el 15 y el 17 de abril de 2019 como entrenador del equipo de baloncesto CB Mollerusa, que participaba en un torneo denominado Mare Nostrum CUP, que se disputaba en dicha localidad.
En la competición participaban otros equipos de Catalunya, algunos de los cuales alojados en el mismo establecimiento.
Sobre las 5.20 horas del 17 de abril de 2019, el acusado se dirigió a la recepción del hotel. Tras identificarse como entrenador de un equipo de baloncesto, solicitó una copia o duplicado de las llaves de dos habitaciones, so pretexto de comprobar si los jugadores del equipo estaban descansando, «sabedor de que en las mismas no se alojaban ninguna de sus jugadores sino las componentes de los equipos femeninos».
Copias de las llaves
A las 5.31 horas, utilizando la copia de la llave, se dirigió a una de las habitaciones, donde se encontraban alojadas dos jugadores de un equipo de la demarcación de Barcelona, dos de las cuales menores de 16 años y una de esa edad.
Realizó tocamientos a dos de ellas de forma reiterada hasta que una se despertó y encendió la luz. Se percató de la presencia del acusado, que reaccionó pidiendo disculpas y manifestando que se había despistado, tras lo cual marchó de la habitación.
Seguidamente se fue a la otra habitación. Accedió al interior y, provisto de la linterna de su teléfono móvil, deambuló por el interior. Fue sorprendido por una de las menores que, al escuchar un ruido, se despertó y observó al acusado en el interior de la habitación a los pies de la cama, marchándose.
Antes del juicio, el acusado consignó 15.000 euros en la cuenta del Juzgado.