Es un «buen paso» que debe ser interpretado con «prudencia» porque sus médicos insisten en que sus condiciones clínicas siguen siendo «complejas dentro de la estabilidad».
Es una tradición que instauró Carlos III como felicitación al Ejército después de que España recuperara la localidad de Maó (Menorca) de manos de los ingleses el 6 de enero de 1782