1.200 muertes por Covid en el Camp, las mismas que por infartos en seis años

Tarragona sumó ayer dos defunciones. El virus retrocede pero la quinta ola deja 82 decesos y un exceso estadístico de mortalidad

09 septiembre 2021 19:10 | Actualizado a 12 septiembre 2021 08:39
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El Camp de Tarragona alcanzó ayer la barrera de los 1.200 fallecidos por la pandemia. La región sanitaria sumó otras dos defunciones, en un momento de relativa calma a nivel epidemiológico, con los hospitales vaciándose de enfermos y buena parte de los indicadores retrocediendo, algo muy positivo a las puertas de la vuelta al cole. Esos dos decesos son la muestra de que la quinta ola sigue coleando y aumentando los estragos del virus.

Para calibrar mejor la magnitud de la epidemia sirven algunas comparaciones. Esas 1.200 muertes acumuladas según los datos oficiales de Salut son las mismas que las provocadas por infartos agudos de miocardio en toda la provincia en los últimos seis años, según las estadísticas de defunción publicadas por el INE. Entre 150 y 200 tarraconenses –la cifra se ha ido reduciendo a poco a poco– han perdido la vida anualmente por esa dolencia cardiovascular.

A esos fallecimientos se añaden los 188 causados también por el SARS-CoV-2 en las Terres de l’Ebre. En total, 1.388 tarraconenses han perdido la vida en 17 meses de pandemia de coronavirus. Es una cifra que se queda relativamente cerca de los 1.781 fallecidos en un año en Tarragona por todas las patologías del sistema circulatorio y los casi 1.900 que perecen a consecuencia de un tumor.

Únicamente la protección de la vacuna ha evitado que esta quinta ola, desatada por la interacción social a partir de Sant Joan, fuera una auténtica hecatombe. Y eso que las defunciones no han parado su goteo. Desde el 1 de julio se han producido 82 fallecimientos por Covid-19 en la provincia. La cifra puede parecer muy abultada en términos absolutos pero es muy inferior a la que se registró en los meses de enero y febrero, en la tercera ola que se desbocó tras las fiestas navideñas. Por entonces aún no estaba disponible la vacuna más allá de las residencias y hubo 367 fallecidos, cuatro veces más que durante este verano.

Superada aquella tercera ola, quizá la más devastadora de toda la emergencia, el INE ha registrado una normalización de la mortalidad. La estadística entre marzo y julio de 2021 no mostraba ya rastro de la pandemia, hasta que ha llegado el repunte de agosto, cuando la mortalidad general, no solo por coronavirus, ha crecido debido a esta reciente oleada.

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