El CRAI de la URV de Tarragona, más que una biblioteca
Es considerado el sistema más eficiente de las universidades españolas y los alumnos que trabajan en él lo corroboran

Los tres estudiantes en la biblioteca.
Se han interrumpido las clases, pero no por eso se ha detenido la vida universitaria. La mayoría de estudiantes presentarán trabajos y se enfrentarán a exámenes al volver de las fiestas. Por eso mismo, el Campus Catalunya de la universidad Rovira i Virgili mantendrá abierto su sistema del CRAI, el centre de recursos per a l’aprenentatge i la investigació. De hecho, este será el único espacio que estará abierto durante los próximos días. Además, según el SECABA-Lab, el modelo tarraconense es el más eficiente de las bibliotecas universitarias españolas.
El objetivo del CRAI es facilitar recursos para el aprendizaje ya sea físicos, como libros u ordenadores, o facilidades, como apoyo estudiantil o salas de estudio. También cuenta con una parte destinada a impulsar el aprendizaje de lenguas, desde el catalán y el español hasta el inglés, francés, alemán, chino, ruso, etc. Aproximadamente 700 personas pasan diariamente por la biblioteca del Campus Catalunya, que recoge un total de 200.000 documentos. El horario de apertura es de 8.00 a 21.00 horas entre semana y de 9.00 a 21.00 horas los fines de semana. El sistema universitario está compuesto por una veintena de funcionarios y una veintena de becarios de las distintas facultades de la URV. Marouane Laabbas, alumno del doble grado de derecho y relaciones laborales; Sara Escudero, alumna de derecho, y Olga González, de trabajo social, entre muchos otros, forman parte del equipo del CRAI. «Cualquier otro trabajo remunerado no es compatible con estudiar una carrera», asegura Olga. «Tienes la posibilidad de tomarte un día libre para estudiar y esto da mucha tranquilidad», añade Sara. «Trabajar aquí te permite conocer la universidad desde otra perspectiva», opina Marouane. «Tenemos muchas facilidades a nuestra disposición que a menudo no aprovechamos», continúa.
Ofrecer un servicio de calidad
Dentro del CRAI existen varios puestos que suelen ocupar los estudiantes: personal de atención al usuario, biblioteca, informática y factoría. Así pues, los alumnos seleccionados reciben una formación genérica durante el primer día de trabajo y a continuación, una formación específica de cada ámbito de parte de un responsable. «Estas sesiones son importantes para conocer el sistema informático o el sistema de ordenación de libros, ya que son muy precisos», explica Sara. «Todo está muy organizado y todos sabemos qué debemos hacer en todo momento», dice Olga. De tal manera, se consigue que estén preparados para resolver cualquier problema o duda. Según Marouane, «anteponerse es imprescindible».
A todo esto se debe sumar el buen ambiente entre los empleados, ya que siempre se trabaja mejor en un entorno amable. Sin ir más lejos, la semana pasada celebraron una pequeña fiesta de Navidad y el juego del ‘amigo invisible’. «Hay una buena armonía y cohesión entre el grupo», confirma Sara después de trabajar por segundo año consecutivo en el CRAI. «Me siento parte del equipo, una trabajadora más, y eso potencia que el ambiente sea cálido y próximo», reflexiona Olga.
Los tres becarios coinciden en que su misión es conseguir un servicio de calidad y eficiente que ayude realmente a los estudiantes. «Y creo que lo estamos cumpliendo», se enorgullece Sara. El sistema bibliotecario superó una auditoría recientemente y ha sido acreditado con la norma ISO. Ahora, se acerca una época más dura en cuestión de trabajo ya que se aproxima la temporada de exámenes y es el momento en el que más usuarios se dirigen al CRAI. «Aun así, nunca llegamos a tener cola porque nos coordinamos muy bien», garantiza Marouane.