56 días aislado en el hospital y 34 en la UCI , el caso cero de coronavirus en Tarragona

Carlos Rodríguez, afincado en Cambrils, fue el primer paciente positivo del Camp. Ha perdido 20 kilos y se ha convertido en el infectado con más tiempo en la UCI. Ya tiene el alta médica

22 mayo 2020 19:00 | Actualizado a 23 mayo 2020 07:41
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56 días aislado en un hospital, en la soledad de una camilla, reflejan el presente más inmediato de Carlos Rodríguez (Buenos Aires, 1980). Su historia se remonta a principios de marzo, cuando regresó de las vacaciones en Benidorm para recuperar la rutina laboral. Carlos es empresario de la restauración. Dispone de dos restaurantes en Tarragona y l’Ametlla de Mar. Los primeros dos síntomas no encontraron una importancia superlativa en las exploraciones. Primero le detectaron una faringitis, luego un catarro y, a la tercera vez, con 39 de fiebre, en el Hospital Joan XXIII de Tarragona, le confirmaron el positivo con principio de neumonía. Ahí empezó su relación real con la pandemia. El 13 de marzo.

Una relación delicada, ya que se convirtió en el caso cero. Es decir, el primer caso de coronavirus en el Camp. Llegó a acumular 23 días sedado, en coma inducido, y hasta 34 como paciente de UCI. Es el paciente con más días en UCI en Tarragona. Carlos sumó en total hasta 56 días en el hospital, sin mantener contacto con los familiares, sólo con los médicos encargados de su caso en día a día del centro.

Argentino de Buenos Aires, aunque desde hace ocho años con residencia en Cambrils, ha perdido hasta 20 kilos de peso con la enfermedad. Pesaba más de 120 cuando ingresó. «La atención en la UCI ha sido espectacular. Estoy muy agradecido a los doctores y los auxiliares que se han encargado de mi caso, porque seguramente me han salvado la vida», reconoce el protagonista. Éste añade que «al principio no le daba mucha importancia, pero cuando menos lo esperas te ves en una camilla. La gente tiene que ser consciente de ello».

La soledad de una habitación sin visitas le ha permitido pensar mucho en lo realmente importante de la vida. «Al principio, al estar sedado no me daba cuenta de nada. Luego empecé a hacerme preguntas de por qué me había pasado esto a mí. No hay respuestas». En todo caso, el argentino nunca sintió el límite. «Los médicos me dijeron que había estado grave, pero nunca lo dieron por perdido».

Carlos Rodríguez necesitó dar hasta tres veces negativo en el test para poder recibir el alta y ver de nuevo a sus allegados, sobre a todo a su mujer, Carol, y a su hija, Llura. «Fue un momento increíble cuando nos juntamos de nuevo». El dolor psicológico que le ha causado su problema sigue latente. «Para mí es lo peor de todo, pero poco a poco vamos retomando la normalidad». El coronavirus le ha dejado secuelas. A pesar de ya descansar en casa, come todavía a través de sonda. «Llevo más de 30 días sin alimentarme con normalidad». Una disfagia le incomoda. «Al no ser fumador me ha ayudado mucho en la recuperación», constata.

Apoyo incondicional

El apoyo constante, no sólo de sus seres queridos, sino también de la sociedad cambrilense en particular le ha servido como aliento para resistir. Un ejemplo de la cantidad de gente que ha estado pendiente de su evolución tiene que ver con los mensajes que ha recibido. Después de más de un mes sin poder consultar el teléfono, en el WhatsApp salía humo. «Había más de 6.000 mensajes por leer, una locura».

El cariño ha traspasado incluso las fronteras. Carlos es hincha acérrimo de Racing de Avellaneda, pertenece a la peña que se ha formado en Barcelona. Un dirigente del club argentino conoció sus dificultades médicas y le mandó vídeos en forma de mensaje de arropo por parte de los jugadores más destacados del primer plantel, entre ellos Diego Milito. A través de sus redes sociales ha querido agradecer tanta solidaridad. «Me he sustentado mucho en esos mensajes para seguir luchando. Ayudan mucho», confirma.

Mientras recupera la salud, el argentino intenta incentivar de nuevo sus dos negocios para afrontar de la mejor manera posible las consecuencias económicas del coronavirus. Su caso las ha sufrido desde los dos ámbitos, el financiero y el humano. Para él cualquier dificultad es relativa a partir de ahora. Valora más su vida y los detalles importantes. Ha nacido de nuevo tras la pesadilla. Y disfruta de su tiempo con la familia, mientras acude con puntualidad a sus revisiones médicas y cura los problemas que todavía arrastra.

«He pensado mucho en eso, en lo realmente trascendente. A veces nos quejamos por cosas que no deben generar tanta inquietud. Valoro mucho lo que tengo y gracias a Dios los negocios van bien. Me centro en recuperarme de este susto». El susto de una pandemia sorprendente y sin precedentes que ha modificado el ritmo vital del mundo, prácticamente sin avisar. También el de Carlos Rodríguez, el caso cero del coronavirus en Tarragona.

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