Acude ebrio y agresivo al bar de su excuñada y es condenado en TGN por abusos

El acusado le dijo que estaba enamorado de ella y le pidió dos besos, a lo que la mujer se negó. Ha sido sentenciado a pagar una multa de 900€
 

21 mayo 2019 07:10 | Actualizado a 21 mayo 2019 07:18
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Novecientos euros de multa por un delito de abuso sexual y 45 más por otro de lesiones, además de pagar una indemnización de 210. Es la pena que le ha sido impuesta a un hombre por realizar insinuaciones a su excuñada y por agredir a la pareja de ésta, según recoge la sentencia de apelación de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Tarragona, que confirma la dictada por el Juzgado de lo Penal 2.

El acusado, con antecedentes penales, sobre las 17.30 horas del 22 de marzo de 2016 acudió en estado de embriaguez a un bar del centro de Tarragona. Dicho local está regentado por su excuñada y por la pareja de ésta.

El procesado se dirigió en tono efusivo a la mujer y le preguntó si le daba dos besos, a lo que ella se negó. El encausado comenzó a decirle que era la niña de sus ojos y que estaba enamorado de ella, comentarios que ella rechazó.

El ahora condenado siguió de manera obsesiva  y le pidió que le diera dos besos, creándose una situación incómoda, con continuos comentarios hacia los dueños. Al propietario le dijo: «Me pone cachondo tu burra».

El acusado siguió la conversación en el mismo tono, no cesando pese a los ruegos del dueño de que se tomara la copa tranquilo. El acusado reaccionó tocándole las nalgas a él en dos ocasiones. 

El dueño lo apartó para que no lo tocara y el acusado le pegó un bofetón en la cara. La mujer le pidió que se marchara y él la escupió. Seguidamente, el agresor empezó a pegar puñetazos a la cara el propietario, quien reaccionó haciéndole una llave de modo que consiguió tumbarlo en el suelo e inmovilizarlo hasta la llegada de la Policía, que había sido avisada por una cliente. 

El acusado, en su recurso de apelación, indicó que los hechos no tienen nada que ver con un abuso sexual. Pero los magistrados consideran que lo ocurrido denota una voluntad sexual del acusado.

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