Aumentan los desfibriladores en TGN, pero sin saber usarlos

En la ciudad funcionan 86 aparatos, de los cuales 52 son municipales. Antes de acabar el año se instalarán tres más y en 2020 todos los coches de la Guàrdia Urbana tendrán uno

16 octubre 2019 07:30 | Actualizado a 21 octubre 2019 16:04
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Una pareja mayor se queda mirando la pequeña torre verde que han instalado recientemente en un lateral de la Plaça de la Font. Las siglas DEA (Desfibrilador Externo Automático) no les dicen nada y se van con la idea de que se trata de una especie de cargador de móviles.

Lo que no saben es que el aparato en cuestión podría servir para salvar una vida, tal vez la suya. Y no es de extrañar, aunque estos dispositivos que pueden aumentar significativamente la supervivencia de una persona con una parada cardíaca están cada vez más presentes en el paisaje urbano, buena parte de la ciudadanía no sabría usarlos.

Según datos del Ayuntamiento de Tarragona, en la ciudad hay instalados 86 desfibriladores, 52 de ellos municipales y otros 34 de instituciones y empresas.

Se pueden encontrar en los centros cívicos, aparcamientos municipales, instalaciones deportivas, mercados, estación de autobuses, CAP y hospitales, todos los campus de la URV, Creu Roja, juzgados, autoridad portuaria y superficies comerciales como Parc Central, El Corte Inglés o Mediamarkt.

La previsión es que, además, el número de aparatos siga creciendo. Antes de que se acabe el año se instalará uno en la Platja del Miracle (no hay ninguno) y en la Part Baixa (zona donde menos hay) y en Sant Pere i Sant Pau.

Además, se colocarán cinco más en coches de la Guàrdia Urbana para que todos los vehículos operativos cuenten con uno.

Uno por cada 1.500 habitantes

En Tarragona, donde hay 131.300 personas empadronadas, la proporción de desfibriladores es de uno por cada 1.526 habitantes. La relación aquí es mejor que en el conjunto de Catalunya, donde hay uno por cada 3.180, según un estudio reciente de la empresa B+Safe. La media española está en uno por 2.000 ciudadanos y la comunidad de Madrid es la más cardioprotegida, con uno por 753 vecinos.

En Catalunya está establecido que deben contar con un DEA las estaciones de transporte con una ocupación igual o superior a 2.000 personas; aeropuertos con un volumen superior a 5.000 viajeros; establecimientos de uso docente especialmente destinados a personas con discapacidades físicas, sensoriales, intelectuales o con enfermedades mentales que dispongan de más de 200 plazas, o cualquier otro establecimiento de uso docente que disponga de una ocupación igual o superior a 2.000 personas.

No obstante, aunque en algunos sitios donde se realizan eventos hay obligación de contar con un desfibrilador, es probable que no dispongan de uno fijo, sino que se contrate una ambulancia que ya tiene la equipación.

En qué momento se usan

Pero más allá del número o dónde están colocados, el siguiente paso es reconocer en qué momento usarlos. Paco Florido, técnico del SEM y profesor del Grado Medio de Técnico de Emergencias del Institut Cal·lípolis, explica que lo primero es determinar que la persona se encuentra en parada cardiorespiratoria, es decir, comprobar que está inconsciente y no respira. A partir de allí lo primero es llamar a emergencias, al 112, y comenzar con las maniobras de Reanimación Cardiopulmonar, RCP (mirar cuadro adjunto). Dichas maniobras no deben abandonarse hasta que llegue la ayuda. Sin ambos pasos, la llamada al 112 y la RCP, de poco servirá el aparato, insiste.

Una vez que se está haciendo la RCP, es momento de ver si hay un desfibrilador cerca. La función de estos aparatos es administrar una descarga eléctrica controlada a través de unos electrodos para que el corazón vuelva a latir a un ritmo normal.

El propio aparato va dando órdenes sobre la forma de emplearlo y cómo colocar los electrodos. Una vez colocados, el propio desfibrilador analiza el ritmo cardíaco y determinar si la persona necesita una descarga.

Gerard Mora, secretario del Col·legi Oficial d’Infermeres i Infermers de Tarragona, (entidad que impulsa talleres para el conjunto de la población) opina igual que Florido: la formación de la población para saber detectar bien la situación y actuar en consecuencia es clave.

Recuerda que actualmente la formación en primeros auxilios no entra dentro del currículum de la educación obligatoria, pero cada vez son más las escuelas e institutos que incluyen formación para sus alumnos. Hay programas piloto que arrancan desde P3 y el despliegue de estas formaciones en Catalunya se inició en la ciudad, señala. El Ayuntamiento también iniciará acciones al respecto.

En una encuesta informal en la calle se nota que, efectivamente, los más jóvenes son los más informados. De hecho, una joven es la que nos advierte de otro de los temas que quedará por resolver. «Cada vez hay más desfibriladores, pero no siempre sabemos dónde están. Sino haga la prueba: busque el que está en la Rambla Lluís Companys». Nos acercamos a mirarlo y tiene razón: el cartel que anuncia la existencia del aparato en el párking es muy difícil de encontrar.

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