Ballesteros afirma que aplazar los Juegos 'no es un fracaso' y echa toda la culpa a Madrid

Por su parte, el presidente del COE, Alejandro Blanco, ha asegurado que en el CIJM y en las federaciones internacionales entendieron la situación de Tarragona: "Todo el mundo entiende la situación por la que está pasando España, un país que lleva 10 meses con un Gobierno en funciones"

19 mayo 2017 17:29 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:41
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Al fin este lunes compareció el alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, para dar explicaciones sobre el aplazamiento, ahora ya oficial, de los Juegos Mediterráneos a 2018. Una medida que se tomó durante la reunión del comité ejecutivo del Comité Internacional de los Juegos Mediterráneos (CIJM) el pasado viernes en Orán (Argelia),el momento límite que se habían dado las partes para decidir.

Después de que desde el comité organizador tarraconense se expusiera la situación, unos y otros se plantearon posibles soluciones: «Había tres opciones. Renunciar a los Juegos era una, pero se descartó absolutamente. Otra opción era mantenerlos en 2017, y no digo que fuera imposible pero entrañaba mucho riesgo. Y se optó por la tercera opción, que era aplazarlos a 2018», relató el alcalde en una multitudinaria comparecencia, en la que además de decenas de periodistas le escuchaban también compañeros de consistorio y responsables políticos de otras administraciones.

Cardenal y el desgobierno

Respecto a las causas que han obligado a retrasar la cita un año, ni Ballesteros ni tampoco el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Fernández, que le acompañaba, dudaron en apuntar como único factor a los «diez meses que ha pasado España con Gobierno en funciones». «Cuando las conversaciones y la predisposición del Gobierno español comenzaban a hacernos ser optimistas, se entró en esta fase de Gobierno en funciones y nos encontramos una y otra vez con informes jurídicos que indicaban que en esa situación no era posible hacer efectiva la aportación», relató el alcalde al respecto, en referencia a los cerca de 12 millones con los que los Juegos esperaban contar procedentes de Madrid (cerca de 3 millones de euros para la piscina, ya anunciados pero no concretados, y otros 9 para el presupuesto operativo de la cita).

Alejandro Blanco ahondó algo más en ese aspecto y aclaró que no han sido sólo esos diez meses lo que ha impedido que llegase la aportación estatal, sino también la «situación de bloqueo» de los «dos años anteriores». Apuntaba directamente Blanco al todavía secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal (que previsiblemente será relevado en el cargo en los próximos días con motivo de la renovación del Ejecutivo).

Ni rastro de la autocrítica

El enfrentamiento entre ambos no ha sido ningún secreto durante toda la legislatura y Blanco no lo escondió: «Cardenal nos llevó a una situación de bloqueo porque nunca creyó en los Juegos de Tarragona. Y no lo digo yo, sino que lo escribió él. Tuvimos que reunirnos con el presidente, Mariano Rajoy, y con el ministro Méndez de Vigo, y sólo a partir de esa reunión se desencalló la situación», recordó el presidente del COE. Ballesteros ratificó ese sentir al asegurar, respecto a Cardenal y también respecto al ministro anterior, José Ignacio Wert, que «habría agradecido la misma predisposición de los últimos meses (desde que Méndez de Vigo es ministro) en épocas anteriores».

Ésa ha sido, para Ballesteros y Blanco, la única causa del aplazamiento: que Cardenal bloqueó la situación durante dos años y que, para cuando se logró desbloquearla a inicios de este año, rápidamente se entró en situación de Gobierno en funciones. Ningún otro factor. Ni un ápice de autocrítica: «Si hace falta que alguien asuma la responsabilidad, ya la asumo yo, pero creo que no me tocaría. No es culpa nuestra lo que ha pasado en España A lo mejor también tenemos la culpa de que lloviese el otro día», argumentó el alcalde en un inusual tono irónico. «De todos modos, si alguien busca un responsable, soy yo. Y como lo soy, en el 18 habremos hecho unos grandes Juegos y en el 19 la gente juzgará». Al respecto, Alejandro Blanco añadió que «a nivel internacional todos los comités olímpicos comprenden que la situación que se ha vivido en España estos meses es peculiar y que eso tiene impacto sobre todo, también sobre los eventos deportivos».

‘Nosotros no hemos fallado’

Tan convencido está Ballesteros de que no se ha hecho nada mal que no dejó de reiterar una y otra vez durante su comparecencia que «en su carta en la que confirma oficialmente el aplazamiento, el Comité Internacional felicita a Tarragona por su organización y valora positivamente todo el trabajo hecho hasta ahora».

El alcalde recordó que ese mismo Comité, hace unos años, le retiró la organización de los Juegos de 2013 a Volos (Grecia), que se acabaron haciendo en Mersin, «porque no tenía ni garantías ni confianza». «En cambio, con Tarragona sí tiene confianza en que haremos unos grandes Juegos y por eso nos apoya», añade.

Ballesteros se agarra precisamente a esa felicitación del presidente del Comité Internacional, Amar Addadi, incluida en la carta que hace oficial el aplazamiento (y que el Ayuntamiento recibió el domingo, una vez los comités olímpicos nacionales implicados, que tuvieron que ser consultados, dieron su aprobación), para «ratificar al 100% al staff que ha trabajado hasta hoy en los Juegos y que seguirá íntegramente» y para afirmar que «no va a haber ninguna dimisión ni se ha planteado». Porque, lo dicho, desde Tarragona nadie ni nada ha fallado. La culpa ha sido única y exclusivamente de Madrid: de Miguel Cardenal, primero, y de tener gobierno en funciones, después. «Todo lo que ha dependido de nuestro equipo ha funcionado, y no lo decimos nosotros, sino el Comité Internacional, que lo ha valorado de forma muy positiva y nos ha felicitado», insistía.

La imagen, ‘intacta’

Por esa misma razón el alcalde aseguró que tener que aplazar los Juegos no le parece «ningún fracaso». «Fracaso habría sido que nos los retirasen como le sucedió a Volos. Si en el 18 hacemos unos grandes Juegos, y los haremos, no será ningún fracaso. No tengo la sensación de haber fracasado», afirmó.

El alcalde de Tarragona tampoco cree que tener que aplazar los Juegos vaya a perjudicar a la imagen de la ciudad ni del proyecto, pese a la evidente indignación que el episodio ha desatado, por ejemplo, en las redes sociales: «No creo que la imagen quede dañada. Si nos los hubieran quitado o hubiéramos tenido que renunciar sí, pero no por eso. Y lo poco que la reputación se haya podido resentir, se arreglará cuando en 2018 hagamos unos grandes Juegos, que además es lo que quiere la inmensa mayoría de los ciudadanos de Tarragona, que a lo mejor no utilizan las redes sociales pero que merecen ser tenidos en cuenta», respondió.

 

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