Clase de spinning para encender las luces de Navidad en Tarragona

La Navidad llegó este viernes a Tarragona ocho minutos antes de lo previsto. Antes, padres e hijos pedalearon para  cargar la batería que pondría en marcha el alumbrado

01 diciembre 2018 11:46 | Actualizado a 05 diciembre 2018 17:09
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Las luces de Navidad en Tarragona se encendieron ocho minutos antes de lo previsto. Lo nunca visto. En un abrir y cerrar de ojos, el espíritu navideño se adueñaba de la ciudad.

Los fotógrafos no tuvieron tiempo ni de encender sus cámaras, ni los más pequeños de saborear este momento que se alargará hasta enero. Lo más sorprendente de la tarde fueron las cuatro bicicletas estáticas ubicadas encima de un escenario.

Padres e hijos subían a pedalear. Lo importante era que siempre hubiera alguien. El objetivo era cargar la batería que encendería las luces de Navidad de toda la ciudad. Lucas no quería subir, pero su hijo de cuatro años casi que le obligó. 

Al otro lado de la Rambla Nova, una actuación musical animaba el ambiente, con el hit estrella El 25 de desembre, fum, fum, fum. Pero Alexis, de tres años, no aguantaba más. Estaba cansado y a pesar de sus esfuerzos para mantener los ojos abiertos, no había manera de luchar contra el sueño. Su madre le proponía irse a casa, pero Alexis se resistía. No quería perderse el momento.

A pocos metros, Gina Pedrol, de también tres años, disfrutaba por primera vez de la fiesta del encendido de luces en Tarragona. Sus padres decidieron irse a vivir a Rubí hace unos años. Pero ahora han vuelto a empezar su vida en Tarragona. La cita de ayer era obligatoria.

«Llevamos días paseando por la Rambla y Gina siempre preguntaba sobre las luces», relataba ayer su madre, quien añadía que «nosotros le decíamos que hoy vendríamos a encenderlas». Antes pero, la familia fue a merendar a la Plaça Corsini, donde se estaba celebrando la Fira de l’Oli. Los más pequeños disfrutaron de unas tostadas, con chocolate y aceite.

Y de repente llegó el segundo mejor momento de la tarde. Las puertas de la fachada del edificio del Mercat Central se abrían para dar paso al carillón. La Plaça Corsini estaba más llena que nunca, y el Amparito Roca ponía el ritmo. Se desplazaron hasta la Rambla Nova, a la espera de la puesta en marcha de las luces. La madre de Gina también estaba emocionada. Revivía este momento después de muchos años fuera de Tarragona. 

Los allí presentes estaban relajados porqué aún faltaban unos diez minutos para que llegara el gran momento. Pero la cuenta atrás no tardó en aparecer y las luces se encendieron. La Rambla Nova y el árbol de Navidad relucían. Los más pequeños vivieron el momento con magia.

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