'De noche estamos tres personas para atender a 154 residentes'

Los trabajadores de los geriátricos soportan una 'carga asistencial ilimitada' por la falta de personal y 'salarios al límite de la pobreza'

19 mayo 2017 21:47 | Actualizado a 22 mayo 2017 13:02
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«En mi residencia, por las noches, trabajamos tres personas para atender a 154 residentes distribuidos en 8 plantas diferentes. No nos damos a basto, sólo somos seis manos y seis piernas», comenta una de las trabajadoras que participa en una manifestación frente a la delegación de Benestar Social i Família. La concentración ha sido convocada por el sindicato Comisiones Obreras para denunciar las condiciones de trabajo de este colectivo.

Ferran Güell, secretario general de la Federación de Sanidad de CCOO en Tarragona, explica que los trabajadores de las residencias geriátricas se rigen por un convenio estatal cuyas negociaciones ahora mismo están rotas porque la patronal se ha levantado de la mesa. Lo que reivindican, no obstante, es que se discuta un convenio de ámbito catalán.

El sindicato, que ha convocado una manifestación en Barcelona para hoy, entregó ayer una carta dirigida a Anna Vendrell, directora de los Serveis Territorials de Benestar Social en Tarragona, en la que expone que los trabajadores están soportando una «carga asistencial ilimitada por la continua falta de personal».

Otra manifestante también cuenta su experiencia: trabaja como cuidadora en un centro más pequeño, de 57 residentes, y explica que después de la jubilación de una compañera ahora les toca hacer entre dos el trabajo para el cual tres personas ya iban «justas». Reconoce que «vamos como máquinas, no tienes ni un minuto para preguntarle al abuelo cómo se siente».

Recuerda, además, que en los últimos años quienes ingresan a las residencias tienen cada vez más problemas de movilidad y son más dependientes, algo que no se tiene en cuenta al calcular la ratio de residentes por trabajador.

El sindicato también denuncia que las trabajadoras (la mayoría son mujeres) sufren largas jornadas de trabajo. Una de las manifestantes comenta que en su residencia las trabajadoras de la mañana llegan una hora antes de lo que les corresponde, «una hora que, obviamente, no se les paga», para poder atender a todos los residentes.

Relata que es prácticamente imposible asumir la cantidad de labores que les corresponde, desde levantar o acostar a los mayores, asearles, darles de comer, administrar medicamentos o cortarles las uñas».

Trabajo precario

En la carta dirigida a Benestar Social también se habla de «salarios al límite de la pobreza y poco reconocimiento de la profesión», en un sector «ampliamente feminizado y sensible a la precarización».

Igualmente alertan de que existen grandes diferencias asistenciales entre las residencias públicas gestionadas por el ICASSy los centros privados que ofrecen plazas concertadas. Hablan de empresas que, «aunque se pueden encontrar honrosas excepciones», anteponen el aspecto lucrativo y escatiman en la alimentación, confort, instrumentos y materiales para atender a los mayores.

Finalmente, las trabajadoras insisten en que, a pesar de las cargas de trabajo, las deficiencias de personal siempre terminan siendo cubiertas con un sobreesfuerzo de las plantillas para tratar de que la afectación a los mayores sea la menor posible.

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