«Echaba de menos el cara a cara con los alumnos»

Nueva normalidad en el deporte. Conos en el suelo, zonas numeradas, cinco metros cuadrados por persona, gel, salida escalonada y sesiones al aire libre. Así se combate el sobrepeso de la cuarentena

07 junio 2020 19:00 | Actualizado a 08 junio 2020 08:29
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A Dani Vallés le ha llegado la inesperada tarea de lidiar con los kilos de más acumulados durante el confinamiento; no los suyos, porque no ha parado con las clases ‘on line’ en plataformas como Instagram, pero sí con ese sobrepeso de aquel al que le ha costado mantener la disciplina. «Hay gente que se ha apalancado en exceso en casa, que ha roto esa dinámica, ha perdido el hábito y ha ganado algo de peso», cuenta Dani, técnico del Patronat Municipal d’Esports de Tarragona, que no se cansa estos días de escuchar lamentos de esa guisa. «Ahora vienen con los remordimientos. La gente te dice ‘es que tendría que haberme puesto en casa..’. Hay algunos que se han mantenido con las clases a distancia pero hay otros perfiles que necesitan más tirar de ellos».

«Hay quien se ha apalancado en exceso en casa y ahora vienen los remordimientos»

De ahí la razón de ser de estas primeras clases, casi una avanzadilla como vuelta parcial del deporte municipal en Tarragona que se ha realizado al aire libre en lugares como la Plaça Corsini o la Anella Mediterrània de Campclar, antes de que la fase 3 traiga consigo, esta semana, la apertura de los polideportivos. «La reacción ha sido positiva, muy buena, ha venido la gente con ganas de incorporarse de nuevo, de volver a su rutina y calentar motores», cuenta Vallés, feliz por haber recuperado la relación con sus alumnos y el contacto directo, a pesar de que se imponga ahora el distanciamiento. «He echado de menos el contacto más directo, el cara a cara. Yo siempre soy muy intenso con el ritmo en mis clases, vayan como vayan, pero desde casa no tienes inputs, no ves cómo está respondiendo la gente», cuenta.

«La gente tiene ganas de calentar motores y de volver a su rutina»

En esta nueva normalidad ya ha podido reencontrarse con esas sensaciones: «Yo también estoy en ese periodo de adaptación. Sea en la calle o en una instalación, al final buscas retroalimentarte con la persona que está siguiéndote y, de alguna manera, intentas conectar». Dani es versátil y polivalente. Estos días, en el marco de la iniciativa del Patronat ‘Ens movem a l’aire lliure’, ha despachado con la energía de siempre clases de zumba, pilates, tonificación, crossfit, estiramientos, hipopresivos o cardiobox.

Toda práctica es buena para volver a la actividad después de una cuarentena traicionera por haber fomentado cierto sedentarismo. «Lo que buscamos sobre todo es que la gente se mueva después de este tiempo», admite, teniendo en cuenta que sacar el deporte de los pabellones y llevarlo a la calle conlleva algún cambio (más allá de la ventaja de poder disfrutar de él a pesar de no ser socio). «Los perfiles son más variados, desde gente a la que no conoces y cuyo nivel no sabes cuál es a personas a las que sí tengo en mis clases habituales. Intento adaptarme a un nivel medio y procurar también que la gente se divierta, que haya un componente lúdico».

«Hay más ambiente»

En estas sesiones se ha llegado a completar el 70% del aforo, una de las cuestiones que la nueva –y siempre relativa– normalidad trae consigo, igual que ese ejercicio al aire libre, más placentero y agradable para algunos que practicarlo entre cuatro paredes. «Hay más ambiente, pasan muchos transeúntes mirando, gente con la bici, familias con los niños…», cuenta Dani, esmerado en todos los protocolos de seguridad que se han tenido que implantar en estas sesiones. «Hemos marcado las distancias en el suelo entre participantes, para que no haya contacto. Hay cinco metros cuadrados por cada persona. Cada una tiene su recuadro numerado, asignado y limitado con conos», añade Genís Vidal, coordinador del Patronat. «La gente no se mueve de su área y yo estoy a suficiente distancia para que no haya riesgos. Llevamos gel y yo me pongo mascarilla en todo el proceso, a excepción de cuando estoy haciendo los ejercicios», cuenta Dani.

«Hemos seguido con los entrenos ‘on line’ pero no es  lo mismo, no sabes cómo reacciona el que está  al otro lado»

Otras normas que se aplican en este nuevo escenario deportivo post-Covid: nadie puede abandonar la sesión hasta que haya acabado y, al finalizar, los participantes tienen que salir del recinto por orden numérico y siguiendo las indicaciones de los técnicos. Por supuesto, todos deben acceder al lugar con mascarilla excepto en el momento de la actividad.

En principio, estas sesiones se diseñaron para la semana pasada, como previa del regreso estos días de los gimnasios y las salas de fitness –el miércoles– y las piscinas –el próximo lunes–, también con limitaciones y requisitos como la cita previa, el control de temperatura, la desinfección de calzado, la distancia interpersonal, el gel y las mascarillas. El experimento, breve pero exitoso, ha surtido efecto. «No descartamos que a partir de ahora podamos hacer más cosas al aire libre», dice Vidal, en alusión a que en los entornos a la intemperie los riesgos de contagio son mucho menores.

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