El carnaval no termina si Bonavista no quiere

Aquí caben todos. El barrio vivió ayer su Rua de Lluïment, donde se mezcló el despliegue de las grandes comparsas con los trajes hechos en casa

01 marzo 2020 16:00 | Actualizado a 01 marzo 2020 18:17
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Nada como la comparsa de las ‘3 despistadas’ para reflejar el espíritu del Carnaval de Bonavista. Las tres despistadas eran tres niñas: Silvana, María y Dayane, junto a su abuela Francisca. Cada una iba de algo diferente: de bruja, de Inca, de rusa, de soldadito de plomo... Pero todas tenían algo en común, el desparpajo suficiente para salir a desfilar por el barrio.

Y es que el carnaval en la ciudad no se acaba hasta que Bonavista no quiere, como demostró ayer la Rúa de Lluiment organizada por la asociación de vecinos, en la que participaron 17 comparsas, unas 700 personas en total.

Las calles del barrio se paralizaron un rato para ver desfilar a carrozas tan espectaculares como la de Sinhus Sport, que este año era la comparsa del Rei Carnestoltes de Tarragona, hasta pequeños grupos formados por familias enteras y amigos como ‘Los buzos’ que aparecen en la foto.

La cosa es, como cada año, tirar de imaginación, como ‘Los Algareños’, la familia Algar, que este año iba disfrazada al completo del monstruo de las galletas. También había más jóvenes, como un grupo de adolescentes que se cosieron ellos mismos sus disfraces de ángeles negros.

Detrás de estas comparsas hay, cómo no, horas y horas de trabajo hecho a mano, como el de los amigos de ‘Tricolor’, que este año tejieron cañas para disfrazarse de Mayas.

Bien numerosa fue la participación del Eskurri Esplai, que celebra sus 25 años, mientras que otros tiraron de humor, como la Colla la Bóta, que escenificó un enorme asador de pollos con sus pollos bailando.

También paticiparon comparsas de La Canonja, como la MC, que representaba una impresionante reserva de aves. Entre el público, además, hubo muchos nostálgicos de todas las edades que aprovecharon para disfrazarse una vez más. «Es que tendremos que esperar hasta el año que viene», justificaba una niña.

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