El cementerio, listo para su gran día

La tradición de Tots Sants se mantiene viva y llena el camposanto de flores y visitantes

31 octubre 2018 19:20 | Actualizado a 17 noviembre 2018 19:09
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La tradición de visitar a los familiares difuntos el día de Todos los Santos se mantiene viva. Así lo demostraron los centenares de personas que ayer fueron al camposanto de Tarragona a cambiar las flores de los nichos y a limpiarlos un poco, a pesar del día gris y lluvioso. Ya frente a la entrada  del cementerio varias paradas venden flores y ramos y anuncian que estos días son especiales. «Los días más fuertes son el 31 de octubre y el 1 de noviembre, aunque el 30 también hubo mucha demanda», confirmaba Mireia González, trabajadora de la Floristería Romeu.

Esta semana el trabajo apenas les deja descansar, y es que los clientes también encargan desde casa: «Hoy hemos dormido solo una hora preparando los encargos». La vendedora manifiesta que recogen las flores en esta misma parada o directamente en la tienda, situada en la Plaza Jacint Verdaguer.

González se lamenta por el tiempo lluvioso y ventoso que hace estos día: «Es una lástima». No obstante, esto no ha supuesto un gran inconveniente en la venta de flores, pues las cifras son muy positivas: «Hemos preparado unos 700 ramos o incluso más, y esperamos venderlos todos». La trabajadora afirma que el clavel, la rosa y el gladiolo son las flores más vendidas.

Por otra parte, Montserrat Estivill, vendedora de la parada de al lado y propietaria de un quiosco, también cuenta que el mal tiempo ha perjudicado sus ventas: «Estamos vendiendo muy poco por culpa del tiempo. La lluvia, no tanto, pero el viento es muy malo y hace que venga menos gente». Estivill  confirma que las flores más vendidas hasta ahora son el clavel y el gladiolo. «Mañana –por hoy– la más vendida será la rosa, seguro», anticipa.

Dos policías coordinan los coches que pasan y a los peatones que quieren entrar, muchos de ellos personas mayores. Dentro del cementerio, donde el suelo está completamente enfangado, varias mujeres cambian flores en las tumbas. Incluso hay un hombre subido encima de unas escaleras para poder alcanzar un nicho elevado. Mientras tanto, Ángel Tomé, trabajador del lugar desde hace 17 años, ayuda a una mujer a cerrar el cristal de un nicho. «La gente viene a limpiar y cambiar las flores. Ayer vino bastante gente pero hoy es el día fuerte e importante.

Vendrá muchísima gente», y aclara que quien venga hoy lo hará única y exclusivamente a visitar a los difuntos, no a preparar los nichos. Una señora comenta mientras coloca unas flores que viene dos o tres veces al año y una siempre es la víspera del 1 de noviembre.

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