El pago con tarjeta crece un 40% en Tarragona tras el confinamiento

El abono electrónico se dispara por higiene. El nuevo consumidor se ha acostumbrado a la compra ‘on line’, es sensible a la marca blanca y será más racional en sus desembolsos

25 julio 2020 07:57 | Actualizado a 25 julio 2020 11:47
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El consumo postconfinamiento ha cambiado drásticamente: pagamos más con tarjeta y la inversión en el hogar, el sitio donde a partir de ahora estaremos más, sigue siendo primordial. Los datos indican que el consumo, pese a los rebrotes y las amenazas del virus, se va recuperando: el gasto con tarjeta realizado en junio fue superior al de los meses previos al estallido de la pandemia, según el análisis de BBVA Research, que monitoriza la recuperación semana a semana. 

Tarragona aparece entre las provincias de España donde se superó en un 40% el gasto semanal promedio contabilizado entre enero y febrero, tendencia marcada por haber iniciado pronto todas las fases del desconfinamiento hasta la nueva normalidad. «Las provincias pioneras en llegar a la fase 3 de la desescalada muestran un mayor dinamismo», explica el informe del BBVA.

Sin embargo, el dinamismo de las compras desde mediados de mayo ha sido insuficiente para cerrar el trimestre en positivo. Entre abril y junio, el gasto con tarjetas descendió en un -18% con respecto al primer trimestre. El descenso trimestral fluctuó entre el -32% en Madrid y el -5% en Tarragona, la provincia de España menos afectada. 

Quizás el pago con tarjeta sea el hábito más perdurable de la era Covid. «La bajada del efectivo se ha notado muchísimo. Yo mismo he cambiado y ahora pago siempre con tarjeta, se ha vuelto algo generalizado entre los clientes», explica Salvador Minguella, presidente de la asociación comercial La Via T. 

Florenci Nieto, presidente de Pimec Comerç en Tarragona, confirma la tendencia, apreciada en las últimas semanas: «Antes se solía pagar con tarjeta a partir de 10 o 20 euros. Hoy en día, sobre todo familias jóvenes, pagan hasta importes de euro y medio así. Es importante que así sea, por seguridad. Incluso la barra de pan la pagamos con tarjeta de crédito. Es importante que todos los negocios se conciencien y permitan hacerlo».

Sigue la compra telemática

Nieto apunta algunos cambios de tendencia: «Se han modificado los criterios de compra. Por ejemplo, muchas familias siguen comprando telemáticamente, también en la nueva normalidad. También hemos notado que la gente ha ido más al comercio de proximidad, quizás por concienciación o porque, de alguna forma, quiere huir de las aglomeraciones y los riesgos de algunas grandes superficies. Ahora, eso sí, se vuelve a comprar al día a día, y antes se hacía por semana».

El sector de alimentación continuó liderando la recuperación del gasto presencial (43% interanual), acompañado por los de equipamiento del hogar (23%), salud (16%) y otros servicios (13%). La caída del gasto en alojamiento comenzó a moderarse con la nueva normalidad. Las compras presenciales de alimentación y equipamiento del hogar han impulsado el gasto por encima de cifras pre Covid-19. Eso sí, transporte, ocio y turismo están todavía lejos de los registros anteriores a la crisis. 

Las compras van a ser más controladas, debido a la precaución por la crisis económica que azota. El 66% controlará más sus dispendios tras reconocer que la situación económica en su hogar ha empeorado por el coronavirus, por lo que maximizará su presupuesto, fijándose en precios y promociones en los próximos meses tras la vuelta a la normalidad, según se desprende de los datos de la tercera oleada del informe ‘Consumo y compra dentro y fuera del hogar durante y después del COVID-19’, de Aecoc Shopperview y la consultora 40dB.

El nuevo consumidor tendrá menos miedo a la compra en línea, será sensible a las marcas blancas, se alejará de los hipermercados y pagará con tarjeta. «El confinamiento ha hecho que el segmento de la población que menos compraba por internet, los mayores de 55-60 años, ahora es el que más ha necesitado hacerlo, sobre todo los mayores de 70 años, que son los más vulnerables a la enfermedad y los que, por tanto, más confinados deben estar y sin ayuda de sus familiares», afirma Neus Soler, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC.

Según datos de Kantar, cada semana se ha ido incrementando el tamaño de las cestas de compra, y han ganado peso todos los perfiles de edad e incluso las categorías de productos frescos, que hasta ahora eran la asignatura pendiente de la compra por internet. «En el sector de la alimentación, la venta en línea de productos frescos no acababa de cuajar. El consumidor prefería comprar este tipo de producto presencialmente, pero el confinamiento la está favoreciendo; si el consumidor comprueba que el producto que recibe en casa cumple sus expectativas, es muy probable que después de la crisis siga haciéndolo así», explica Soler.

Pero, pasada la cuarentena, ¿los clientes están conservando estos nuevos hábitos? «Muy probablemente, este consumidor sénior continuará comprando por internet porque ha perdido el miedo a hacerlo; las personas mayores han superado la inseguridad y la desconfianza que el comercio electrónico les generaba y han podido comprobar la comodidad que representa», responde Soler.

En busca de la proximidad

Pero el consumidor de después de la pandemia no solo comprará por internet: los expertos coinciden en que tendrá una vertiente dual, en línea y presencial. «Se continuará comprando en línea porque hay mucha gente que tiene miedo a ir a las grandes superficies. Posiblemente esto empujará al pequeño comercio de proximidad, que ofrece un producto de calidad y a un buen precio y que no presenta las aglomeraciones de gente que pueden presentar las grandes superficies», explica Ana Isabel Jiménez Zarco, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC.

En esta línea, según datos de Kantar, los supermercados de periferia o regionales y las cadenas con más presencia en barrios –como DIA o Eroski– han ganado cuota en el mercado de gran consumo frente a los grandes hipermercados.

Más allá de las tendencias, la recuperación económica del comercio va por barrios. «Depende del sector, algunos dicen que están al 50%, otros al 30% respecto al año anterior, algunos por encima…

La sensación general, resumiendo, es que la situación no es tan mala como nos pensábamos, pero no es buena», añade Salvador Minguella. Para Florenci Nieto, a pesar del buen reinicio de la actividad en la desescalada, el sector del comercio de proximidad sigue viviendo en la preocupación: «Nos perjudica la ausencia de turistas y también el hecho de que mucha gente de aquí está fuera, de viaje».   

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