Emprender en tiempo de pandemia es cosa de valientes

Resiliencia. Nereo hizo realidad su sueño seis meses antes de la llegada de la pandemia

31 enero 2021 07:20 | Actualizado a 31 enero 2021 17:51
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Emprender en plena época de pandemia es de valientes. Que se lo digan a Nereo Bolívar, un joven de 32 años que, tan solo medio año antes de la llegada de la Covid-19, cumplía su sueño: abrir su propio negocio en Tarragona. Se trata de La Jarana, un bar con mucha magia e indiscutible acento andaluz, ubicado en la Rambla Vella. Tirar adelante un proyecto de estas características en un momento de tanta incertidumbre tiene su mérito.

Nereo nació en Granada y a los 16 años se mudó con su familia a Tarragona. Su padre es ferroviario y le cambiaron el destino. El protagonista de esta historia estudió en el Institut Pons d’Icart y luego cursó dirección de cocina en la Escola d’Hosteleria de Cambrils. Recorrió media España aprendiendo del oficio, como camarero, cocinero y hasta asesor gastronómico. Finalmente, en septiembre de 2019 y tras unas semanas de reformas, decidió abrir su propio negocio en su ciudad.

La Jarana, como bien su nombre indica, es un bar con un ambiente especial. «Abrí con la idea de que fuera un bar de tarde, así para tomar unas buenas tapas. Es una mezcla entre mis orígenes andaluces y un toque de modernidad», explica Nereo. Los platos estrella son las patatas bravas y el mollete de tocino.

Todo iba sobre ruedas y, en pocos meses, Nereo ya había conseguido clientela fija. Pero la cosa se truncó en marzo de 2020, con la llegada de la pandemia. «Soy una persona muy optimista y los cambios los veo oportunidades. Está claro que empresarialmente hablando la situación es compleja, pero intento mirar la parte positiva. El parón me ha venido muy bien para consolidar una base de clientes fijos. Además, creo que para la hostelería en general, es una buena oportunidad para optimizar protocolos de seguridad y de higiene alimentaria, que nos servirán para un futuro», dice Nereo.

Actualmente, La Jarana abre sus puertas cada día, pero solo de una a tres y media del mediodía. «Creo que la situación va para largo. Pero debemos dar un servicio a la gente, que viene aquí para desconectar. Siempre con una sonrisa», explica.

La Jarana, como 34 negocios más, ha recibido una ayuda por parte del Ayuntamiento, una subvención que quiere fomentar la puesta en marcha de nuevas empresas en la ciudad. Pero sin lugar a dudas, la mejor ayuda para La Jarana es el sentido de resiliencia que muestra Nereo, el alma de estas cuatro paredes.

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