‘Es imposible gobernar bien una sociedad sin apostar por la cultura’

El director de Tarraco Viva, Magí Seritjol, explica que este año el festival girará alrededor de dos grandes civilizaciones como son Roma y Grecia

14 mayo 2017 19:36 | Actualizado a 16 mayo 2017 18:35
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Magí Seritjol es gestor cultural y director del festival Tarraco Viva, que se inaugurará oficialmente a partir de hoy. Con 430 actos, en esta edición narrará la relación de Grecia con el Imperio Romano y profundizará en la figura del emperador Adriano, que hace 1.900 fue ascendió al poder. Tarraco Viva se ha convertido en un referente a nivel mundial por la divulgación del patrimonio histórico.

– ¿Por qué Tarraco Viva girará alrededor de la figura del emperador Adriano?

– Adriano es la figura que más ejemplifica el tema de este año que es la relación entre la cultura griega y romana. De pequeño le llamaban el graeculus, porque estaba fascinado por esta cultura. Adriano es un jefe del ejercito, que controla las legiones y es un gran gobernante, pero simultáneamente es un hombre de cultura. 

– Algunos romanos no veían con muy buenos ojos la fascinación por la cultura griega.

– Consideraban que se había excedido en su amor por Grecia, pero al final fue imparable y entendieron que ellos tenían una cultura muy superior y la adoptaron. 

– ¿Qué vinculación tenía con Tarraco?

– Sabemos que vino varias veces.  Seguro una, en la que convocó al consejero provincial.

– ¿Qué queda de su mandato en la ciudad?

– Reformó el teatro, que estaba en muy malas condiciones. También las estatuas que tenemos en el Museu Arqueològic son suyas y restauró el templo de Augusto. Adriano se encargó del mantenimiento y embellecimiento de Tarraco, por lo que le debemos una parte del legado monumental.

– ¿Después de Augusto es el emperador con un vínculo más estrecho?

– Es posible. Está Galba, que fue gobernador de la Tarraconensis, pero su reinado no duró ni un año.

– ¿Qué significó para él ser el sucesor de un hombre con el insaciable de expansión del Imperio que tuvo Trajano?

– Tanto Trajano como Adriano tenían una carrera militar excepcionales. El primero tenía una concepción del Imperio muy militar, de preservar las fronteras y vio que la única forma de hacerlo era ampliando sus dominios. En cambio Adriano, hizo lo contrario. Renuncía a algunos de los territorios  y retrocede. Era una persona más controvertida, con varias caras.

– ¿Qué destacaría de su personalidad?

– Es un jefe de Estado constantemente preocupado por el gobierno de las provincias y el Imperio. Militarmente hablando estaba muy obsesionado en la preparación de las legiones. Quería estar informado de primera mano de lo que pasaba, por lo que viajó muchísimo. Y paralelamente tenía una introspección cultural muy grande. Estaba fascinado por la poesía, la literatura y el teatro. Fundó bibliotecas, ateneos y financió escuelas sofistas.

– ¿Qué queda de su legado?

– Adriano nos dejó que no hay un buen Gobierno sin cultura y esto es una cosa que nuestros gobernantes deberían entender. Es imposible gobernar bien una sociedad sin apostar por la cultura. Cómo creas imaginarios y relatos. Adriano era una de las personas más tolerantes en temas religiosos, que admitió la diversidad cultural. Ampliaron la ciudadanía. Él ni tan solo era romano, sino que era hispano, y los emperadores del siglo III ya son de África. Es como si el presidente de los Estados Unidos hubiera nacido en Alemania. 

– ¿Tenían una mente más abierta que ahora?

– Las comparaciones son difíciles, pero en el marco de aquella época, el gran acierto de Roma fue no encerrarse. El Imperio era políticamente romano, pero entendieron que si querían gobernar entre 60 y 80 millones de personas que conformaban sus territorios, que era una barbaridad, debían integrar a la gente. 

– Adriano también tenía una vida sentimental ‘agitada’.

– Bueno, era lo habitual de la época y no le daban la importancia de ahora. No sería noticia. La moral amorosa y sexual no tenía tanta importancia y un claro ejemplo es Livia, la mujer de Agusto, que era quien escogía las amantes de su marido. Aunque la fascinación de Adriano por Antínoo sí que es cierto que fe especial, incluso le dedicó una ciudad, Antinoópolis. Ese amor incluso llegó aquí ya que se encontró una de éstas en la Vil·la dels Munts.

– ¿Qué destacaría del festival Tarraco Viva?

– El camino que ya iniciamos el año pasado de intentar explicar Roma a través de todo el Mediterráneo. Roma era una hegemonía política dentro de un contexto cultural muy diverso. Quizás es el periodo de la historia con más paz en el Mediterráneo, con libre circulación de bienes, personas e ideas. Y esto es lo que debemos reivindicar, entender este mar como un espacio de cultura y convivencia.

– Después de tantos años de Tarraco Viva les quedarán pocos nichos sin tratar.

– No crea. Nos faltan todas las culturas norteafricanas, la India, Persia, los íberos... Lo más parecido a la Roma de Adriano es Nueva York o Londres. La pluralidad de la gente que habita estas ciudades es la Roma del siglo II. Tan solo en Tarraco se hablaban más de treinta idiomas. Es brutal, es que fueron una sociedad tan avanzado que incluso sigue impregnando nuestros días.

– ¿Cuál es la asignatura pendiente?

– El año que viene intentaremos abrir un espacio sobre mujeres en la antigüedad, que tuvieron un papel más importante de lo que siempre nos han dicho. Era un mundo muy masculino en lo público, pero un ejemplo de su papel lo encontramos en Pompeya. En el puerto hay la basílica de Eumaquia, desde la que se cotizaba el precio de la lana en todo el Mediterráneo. Una empresaria de éxito en el mundo romano que debemos dar a conocer.

– ¿Qué impacto tiene Tarraco Viva sobre la ciudad?

– Lo que más me emociona es cuando escucho que alguien se ha apasionado por la recreación histórica, cuando miles de personas se sienten conmovidas por la cultura. Para muchas personas es un complemento vitamínico de impulso vital desde la cultura. 

 

– Falta poder extenderlo a lo largo de todo el año.

– Sí y estamos batallando para conseguirlo. Tarragona debe tener propuestas que abarquen todo el año.  

– ¿La solución es el centro de interpretación de la Tarraco Viva?

– Es una opción, pero hay más. Lo estamos trabajando con el Ayuntamiento y sería un paso muy importante, pero hay más cosas. Lo que hemos descubierto entre todos es que la gestión de patrimonio histórico abierta a la gente genera muchas sinergias positivas de crecimiento pasional y económico. Y no estoy hablando tanto de riqueza material sino de permitir a la sociedad que sus individuos se desarrollen como tales, independientemente de lo que crean o piensen. 

– ¿Están liderando una forma de divulgar la historia?

– Bueno, esto lo dirán los demás, pero sí que es cierto que hemos creado cierta escuela que han seguido otros festivales, como el Magna Celebratio de Badalona. En cultura y en la vida todos aprendemos de todos. 

– ¿Ha tenido la sensación de que se valore más el certámen desde fuera que de la propia ciudad?

– No. Siempre hay colectivos a los que interesa más o menos. En general tenemos bastante buena prensa desde ámbitos profesionales y pedagógicos. Vienen muchos profesores a vernos para comunicar la historia. Pero es que, más allá, en Tarragona hay ocho grupos de recreación. No hay ninguna otra ciudad en la que pase, y esto es porque hay mucha gente enganchada. Es maravilloso que haya tantas personas que entren en la gestión del patrimonio y que éste no tan solo sea para los especialistas.

– Hace unos días el expresidente de la Reial Societat Arqueològica Tarraconense Rafael Gabriel en una entrevista con el ‘Diari’ lamentaba que se gaste tanto dinero en Tarraco Viva y no en la restauración del patrimonio.

– Tarraco Viva es gestión del patrimonio. Conservación, investigación y divulgación, los tres ejes son importantes y no los entiendo por separado. Por qué restauramos si no divulgamos nuestro patrimonio. No tiene sentido. Es una mentalidad antigua, que piensa que pueden fraccionarse las cosas. Sin el festival se perdería una herramienta de movilización para el patrimonio sin la cual no habría tanta gente que se interesaría para éste. Lo que debemos hacer es conscienciar a todos que  el patrimonio histórico es una riqueza para nuestra ciudad y nuestra gente.

– ¿Tarragona se se cree el patrimonio que tiene?

– En parte sí, pero comentarios como estos me hacen ver que no.

– ¿Le molesta que todos los años cuando se están negociando los presupuestos pueda cuestionarse lo que se invierte o deja de invertir en el festival?

– No, claro que no. Todo el mundo tiene derecho a opinar. De todas formas, defiendo que cualquier euro que vaya a cultura siempre es una inversión, no un gasto. Pero es que claro, se acaban de invertir 47 millones en el Mercat Central...

 

– ¿Y en el festival?

– El presupuesto son 280.000 euros del Ayuntamiento y 40.000 y pico de la Diputació. Pero es que los festivales que duran más de una semana en Catalunya no bajan del millón de euros. La gente de la cultura de esta ciudad está haciendo malabares. Estamos trabajando en presupuestos de crisis.

– La recuperación no ha llegado aún.

– La ciudad cuando pueda debe hacer un crecimiento. En general, no tan solo Tarraco Viva. Es que es cuestión de riqueza del territorio. Si alguna cosa nos están demostrando los últimos tiempos es que sin creatividad e innovación no se sigue adelante. ¿De dónde viene la innovación? Del pensamiento y de la cultura. Es el motor de los países. De todas formas, sí que me gustaría decir que desvestir un santo para vestir a otro siempre es mala política.

– ¿A qué se refiere?

– Desde mí punto de vista, cualquier iniciativa cultural pública o privada es una alegría. No he tenido nunca la sensación de que si invierten en otra iniciativa van a dejar de hacerlo en Tarraco Viva. Entre todos debemos batallar para tener más recursos.

– ¿El hecho de que haya este auge para la novela histórica, con autores de renombre como Santiago Posteguillo, hace que cada vez más haya un público más numeroso interesado en este ámbito?

– Ha ayudado muchísimo. Las novelas de Posteguillo han descubierto a mucha gente la pasión por la historia. Y con él, que casi viene cada año, lo hemos hablado muy a menudo, escribe novela histórica, pero es que puede pasarse meses para conseguir el nombre de un rey Persa, escribiendo a gente de Teherán para que le ayuden con la información. El nivel de corrección es muy elevado, es ficción, pero ayuda a interesarse por la historia. La ciencia ficción plantea unos teoremas muy interesantes, pero en ningún momento es ciencia. 

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