Histórica caída de la esperanza de vida en Tarragona a niveles de hace una década

El virus hunde la media de años por vivir, sobre todo en hombres, con un impacto similar al de la Guerra Civil. Es un retroceso inédito de un índice que crecía al amparo del progreso médico

17 mayo 2021 14:00 | Actualizado a 17 mayo 2021 17:06
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La esperanza de vida ha caído en Tarragona tan bruscamente como con la Guerra Civil. El impacto ha sido tan grande en un indicador demográfico que, en general, se mueve poco pero que en esta ocasión sí se ha visto modificado y de manera ostensible, hasta retroceder a registros de hace una década. La huella es desigual por provincias y por géneros. En Tarragona, en el caso de los hombres, ha pasado de los 80,64 años de esperanza de vida en 2019 a los 79,31 de 2020, un recorte de más de un año, una cifra inédita y mayor de lo esperado por expertos y analistas. Hay que volver a 2010 para ver una esperanza de vida tan baja.

Más ligera es la caída en el caso de las mujeres, más resistentes ante el virus y menos vulnerables a su letalidad durante toda la pandemia, pese a que ellas se han contagiado más. De 86,1 años a 85,27, una bajada de 0,9, ubicándose en registros de 2011 y 2012. «La bajada de la esperanza de vida era algo esperado pero nos ha sorprendido la contundencia, en el sentido de que esta sobremortalidad haya quedado tan claramente reflejada», apunta Àngel Belzunegui, doctor y profesor de Sociología en la URV.

Mortalidad catastrófica

La pandemia tiene un efecto inmediato y claro en índices como la tasa brutal de mortalidad y también en la natalidad, donde se ha entrado en un periodo de caída que seguramente se prolongue en buena parte de 2021. «Los fenómenos demográficos son muy lentos y tardan en verse reflejados. Cuando hay situaciones catastróficas, como la mortalidad que hemos vivido, sí que varían los fenómenos pero les cuesta. El que más claro lo hace es la migración, que cae rápido cuando hay una crisis y tiene grandes oscilaciones. Pero que la Covid-19 haya impactado de esta manera en la esperanza de vida es sorprendente. Estamos hablando de una media para toda la población de los años vividos. Por eso, que baje en esos términos es llamativo», explica Belzunegui.

«La esperanza de vida es un índice estable y que se mueve poco. Por eso llama la atención el impacto tan grande»
Àngel Belzunegui. Doctor y profesor de Sociología en la URV

La esperanza en un indicador estable, que necesita fuerzas muy potentes para sufrir cambios bruscos. «Llevamos muchos años de crecimiento lento, de quizás llegar a un año cada cinco o seis», relata Belzunegui, que añade: «Si se ha movido tanto, es que realmente hemos sufrido una situación catastrófica. De alguna manera, ilustra la excepcionalidad de lo que hemos vivido», apunta Belzunegui.

Pau Miret, profesor colaborador de los estudios de arte y humanidades de la UOC e investigador del Centre d’Estudis Demogràfics (CED), sostiene que «la pandemia ha hecho perder años de vida» y reducir un indicador «que se iba incrementando año a año»: «La Covid-19 ha afectado de manera grave a la longevidad. Vivimos una crisis de mortalidad porque ha afectado sobre todo a las personas más mayores».

Hasta la irrupción del virus, la esperanza de vida al nacer había encadenado incrementos año tras año, como señal del progreso médico y científico y signo de los tiempos del estado del bienestar. En 1975 era de 73 años en Tarragona, una década menos que ahora, según los balances del INE.

Los datos respecto a 2020 los arroja una investigación del Centre d’Estudis Demogràfics, que ha estimado los cambios en la esperanza de vida en el año de la pandemia en comparación con el período 2017-19 en 50 provincias españolas. Para ello, se utilizaron datos de mortalidad de la estimación del número de defunciones semanales (EDeS) durante el brote del virus del INE por grupos de edad, sexo y provincia de ocurrencia , así como de la incidencia acumulada de contagios en las provincias españolas utilizando datos de seroprevalencia de la cuarta ola. En total, se produjo una caída de 1,2 y 1,1 años en la esperanza de vida de hombres y mujeres en España en 2020, en comparación con 2017-2019. La esperanza de vida en el global descendió de 80,6 a 79,4 años entre los hombres y de 85,9 a 84,8 años entre las mujeres.

Según ese estudio, la Covid-19 redujo la esperanza de vida al nacer en 0,64 años en el caso de las mujeres tarraconenses y 1,06 en el caso de los hombres. El informe deja clara la diferencia territorial: «La esperanza de vida en Segovia y Salamanca descendió a los mismos niveles que en 2003/2004 y 1999/2000, respectivamente. Para Madrid y Barcelona, los niveles de esperanza de vida estimados en 2020 se asemejan a los de los años 2005-2008», indica el informe, que añade: «Este estudio refleja por primera vez los extraordinarios impactos que ha tenido el Covid-19 en la mayoría de las provincias españolas utilizando estimaciones convencionales de esperanza de vida anual».

«La pandemia ha hecho perder años de vida porque ha impactado de forma grave a la longevidad»
Pau Miret. Profesor de la UOC e investigador del Centre d’Estudis Demogràfics

El trabajo se titula ‘Disminución de la esperanza de vida tras la pandemia de Covid-19 en provincias de España’. La variación está calculada con respecto al periodo comprendido entre 2017 y 2019 para poder comparar mejor las provincias cuyo tamaño de población es pequeño.

La esperanza de vida volverá a su dinámica habitual este mismo 2021 y es probable que se haya recuperado por completo en 2022, gracias a los avances contra la pandemia que está procurando la vacunación. «Ese descenso se corregirá con la misma rapidez en que ha bajado», aclara Belzunegui, que incide en los efectos de la Covid-19: «Aún habrá retrocedido más la esperanza si se mira no al nacer sino por edades. Por ejemplo, ¿cuántos años de vida le quedan por delante a las personas de 60 o de 80 años? Ahí el impacto es mucho más potente».

Después de un mes de enero de gran aumento de la mortalidad por la tercera ola, el índice se ha estabilizado desde entonces. Las defunciones por coronavirus ya no quedan reflejadas en la demografía, pues Tarragona ha vuelto en los últimos meses a niveles de mortalidad previos a la pandemia.

Efecto del virus: La natalidad sigue hundida en Tarragona

Los hondos efectos de la Covid-19 se están viendo desde hace al menos tres meses en la natalidad. Según la estadística experimental del INE, los nacimientos bajaron un histórico 24% en enero, el primer mes en el que se pudo apreciar el impacto del primer estado de alarma y el inicio del Gran Confinamiento. En febrero, siguió el descenso, en esta ocasión de un 14,4%, y algo más atenuado en marzo (-7,5%). En el acumulado, los alumbramientos han retrocedido en este 2021 un 12,5%, con la incertidumbre vital de la pandemia como factor fundamental. 

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