Una patrulla de la Unitat de Medi Ambient (UMA) de la Guàrdia Urbana de Tarragona encontró un caballo atado muy cerca del río Francolí, debajo del puente de la autovía A-7. El animal estaba muy delgado y sin agua. También presentaba un par de heridas en la cabeza.
Ante la situación del animal se solicitó la presencia de la veterinaria municipal. Ésta aseguró que el equino carecía de chip –que es obligatorio–. Añadió que le faltaban cuidados. Los agentes trasladaron al animal –que posiblemente llevaba unos dos días atado en ese lugar– río arriba, a una zona con presencia de hierba fresca, que el animal comenzó a comer.
Cuando los guardias y la veterinaria estaban con el animal llegó su dueño, quien afirmó que tenía otros dos ejemplares en una parcela cercana. Aseguró que el ejemplar era una yegua de unos 15 años de edad y que no era de raza pura. El hombre mostró un acta de infracción que habían emitido días antes agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.
La veterinaria le explicó al dueño lo que tenía que hacer, como darle más comida y un mejor tratamiento de las heridas –el propietario dijo que le ponía agua oxigenada y Betadine–. Como no había signos de malos tratos, los agentes no abrieron diligencias penales. Sí que remitieron la denuncia administrativa al Seprona.
