La Urbana rechaza las críticas por su permisividad ante el ‘botellón’ en Tarragona

Jóvenes, vecinos y responsables policiales manifiestan versiones diferentes sobre un fenómeno que afecta seriamente a la calidad de vida de los ciudadanos

29 septiembre 2019 10:20 | Actualizado a 29 septiembre 2019 15:57
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El ocio de jóvenes y adolescentes ha cambiado mucho durante los últimos años. El alto precio de las consumiciones en los locales nocturnos, la menor disponibilidad económica como consecuencia de la crisis y el creciente rigor a la hora de no servir productos etílicos a los menores de edad ha multiplicado el llamado ‘botellón’, un fenómeno ya conocido que consiste en comprar bebidas etílicas en supermercados y acampar en zonas urbanas para consumirlas.

Continúan las quejas vecinales

Son frecuentes las protestas de los vecinos frente a esta costumbre, pues frecuentemente viene acompañada de escándalo nocturno, con gritos y música a elevado volumen. Además, los lugares donde se realiza suelen aparecer por las mañanas repletos de botellas, colillas y otros restos de la fiesta.

Al margen de la normativa general que prohíbe a los menores de edad comprar y consumir bebidas alcohólicas, este tipo de comportamientos frecuentemente contravienen diversos preceptos de la Ordenanza de Convivencia Ciudadana de Tarragona. Por ejemplo, el artículo 98 prohíbe «lanzar o abandonar en los espacios públicos cualquier tipo de objeto». El 119 señala que «no están permitidos cualquier acto, actividad o comportamiento en la vía pública que causen molestias a otras personas o alteren el descanso de los vecinos». El 122 sanciona expresamente «lanzar al suelo colillas de cigarrillos». El 129 prohíbe «el consumo de bebidas alcohólicas en los espacios públicos», al margen de la edad de la persona que protagonice esta ingesta. El 147 afirma que «no está permitido perturbar la tranquilidad pública con gritos, escándalos, peleas y tumultos». Por último, el 148 señala que «en los espacios públicos no se puede gritar ni hacer funcionar aparatos de radio u otros análogos por encima de los límites que impone el respeto mutuo».

Los vecinos discrepan a la hora de valorar la respuesta y la actitud de la policía local

Hablamos con una adolescente de Tarragona sobre su experiencia en este tema. «Muchos grupos se juntan en el Parc del Francolí, el Camp de Mart o en la misma Rambla para hacer ‘botellón’. Y nunca les pasa nada».

Una joven algo mayor señala también otros lugares habituales para esta práctica. «Muchos menores de edad van también a las escaleras de la Baixada del Toro y a la explanada del Palau de Congressos. Suelen comprar las bebidas en una pequeña tienda donde no les ponen problemas, o le piden a alguien que lo haga por ellos».

Una vecina del Parc del Francolí nos comenta que «justo anoche tuve que cerrar todas las ventanas porque había un gran escándalo en la zona del parking. No les veía desde mi casa, pero el ruido se escuchaba muy fuerte». Otro residente en la zona comenta que «por las noches oímos el follón hasta las cuatro o las cinco de la madrugada, y la Guardia Urbana no hace nada. Se ponen en la zona de picnic o en la carpa del parque, cerca del barco de los niños, y luego dejan todo lleno de cristales rotos y restos de bebidas alcohólicas. Y cualquier crío puede acabar cortándose o incluso bebiéndo el líquido que queda en las botellas, porque está junto a un área infantil. Si quieren beber, que beban, pero al menos que no molesten y que luego recojan todo».

La Guardia Urbana se defiende

Frente a quienes se quejan por la supuesta pasividad de la policía local, representantes de la Guardia Urbana señalan que «tenemos programados servicios de vigilancia en los diferentes entornos de la ciudad en los que, a veces, se realiza el llamado ‘botellón’. Durante este 2019 (desde el día 1 de enero hasta el 25 de septiembre), la Guardia Urbana ha detenido a 421 personas por delitos relacionados con el consumo de bebidas alcohólicas y/o sustancias estupefacientes en la vía pública».

Las cifras de detenciones según los registros de la Guardia

Urbana, «en cuanto a las actuaciones de vigilancia y control de los espacios públicos, este cuerpo policial ha realizado un total de 774 denuncias por infracciones a las Ordenanzas Municipales (559 por consumir, preparar o estar en posesión de drogas, sustancias estupefacientes o sustancias psicotrópicas; 101 por consumir bebidas alcohólicas en la vía pública; y 114 por llevar o exhibir armas y/u objetos peligrosos en espacios públicos)». A pesar de estas cifras, la realidad experimentada por los residentes parece demostrar que siguen siendo insuficientes para atajar un fenómeno que afecta a su calidad de vida.

En lo que va de año, la Guardia Urbana ha detenido a 101 personas por consumo de alcoho

Efectivamente, también encontramos vecinos que confirman las actuaciones de la Guardia Urbana, aunque manifiestan su escepticismo por su escasa eficacia. Una vecina del Parc del Francolí reconoce que «sí que los multan, pero no sirve para nada porque siguen haciéndolo exactamente igual». Algo parecido sucede en otras muchas zonas de la ciudad. Un residente en la calle Pons d’Icart confirma la presencia del ‘botellón’ en la explanada del Palau de Congressos. «Vienen los jueves, los viernes y los sábados. Suelen colocarse detrás de la caja de ascensores del parking. Normalmente los vecinos acabamos llamando a la policía y al final vienen los Mossos o la Guardia Urbana. Sigue habiendo escándalo, aunque creo que está mejorando poco a poco».

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