La fascinación por el Seguici en Santa Tecla no sabe de virus

Tradición. Todas las visitas guiadas a la Casa de La Festa se han agotado. Los niños se resisten a olvidar a sus figuras favoritas

20 septiembre 2020 07:20 | Actualizado a 20 septiembre 2020 17:16
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Los hay más mayores pero que siguen mirando a las figuras con ternura, y también más pequeños, de esos que, en su media lengua, son capaces de pedir a sus padres que pongan el vídeo de las últimas ediciones de Santa Tecla una y otra vez; en bucle. Y es que, la fascinación de los niños por el Seguici Popular, no se para ni en tiempos de pandemia.

Así quedaba en evidencia ayer durante una de las visitas guiadas que, a propósito de las fiestas, se han organizado a la Casa de la Festa. Valga aclarar, eso sí, que, a estas alturas, las entradas para esta visita todos los días y a todas las horas, están agotadas.

La Víbria sin chupetes

Los niños a quienes consultamos son conscientes de que este año el Seguici no saldrá a la calle, así que no correrán para escapar de las chispas de la Víbria o ni pillarán los caramelos que lanza la Cucafera. «Este año no se puede», explica resignado un niño de unos tres años.

Hay a quienes no solo les pesa como espectadores, sino también como participantes. Es el caso de Leire, de diez años que participa en el baile de Cercolets y el del Patatuf en las fiestas grande y pequeña. «No supe qué sentir», reconoce, cuando le preguntamos qué pensó cuando supo que este año no habría actos en la calle.

A otro niño más pequeño lo que le cuesta entender es que, pese a que estaba decidido a entregar el chupete a la Víbria no puede acercarse a ella. Esa es una de las condiciones de esta visita, no se puede tocar nada. También se han desinstalado los auriculares que servían para escuchar las piezas musicales de los bailes.

Alumnos aventajados

Empieza la visita y los niños dan muestras de estar enteradísimos de la historia de las figuras. Mientras ven un vídeo un niño, de unos cuatro años, exclama: «mira papa, Dames i vells». Claudia, de seis años, no pierde detalle de las explicaciones y dice que saben mucho porque «tenemos los ocho libros del Seguici». A ello hay que sumar que en las escuelas y guarderías, siguen, como cada septiembre, hablando de las fiestas.

Pero, con todo, en la visita guiada hay muchos detalles que acaban por sorprender hasta a los padres. Detalles como que, por ejemplo, la Cucafera, es la más pesada de las bestias del seguici, con sus más de 300 kilos de peso. Cuenta la leyenda que la Cucafera era malvada y se comía los niños que se encontraba a su paso hasta que se comió a Santa Margarida, que como era tan buena, no la pudo digerir. La bestia explotó en pedazos y la santa los recogió y pegó uno a uno. Tras la reconstrucción y en agradecimiento, se volvió buena.

Más que la leyenda

También pudieron descubrir que el papel enrrollado que lleva el gigante Negrito no es un mapa del tesoro, como algunos especulan, sino seguramente el registro con la lista de los catalanes que llegaban a Cuba a trabajar porque sí; el Negrito y la Negrita son cubanos.

Alguna madre se quedó sorprendida al saber, por ejemplo, que las joyas de los Gegants Moros son reales, especialmente diseñadas para ellos, y que, por ejemplo, la tiara de la geganta está inspirada en la fachada de la Catedral.

De la Mulassa se enteraron de que nuca ha dejado de ser muy juguetona y, de hecho, se cuenta que le quitaba la paja al Niño Jesús en el pesebre. Es, además, la más ligera de las bestias, pese a su gran envergadura, aunque por sus dimensiones debe ser portada por dos personas. Ella también lleva medallas con referencias al patrimonio como el Arc de Barà, las murallas o la Torre dels Escipions. Cosas de la visita guiada, que como se puede estar quieta se pueden ver más de cerca los detalles.

También guarda sorpresas el Lleó, que en su majestuosa corona lleva grabada la silueta del resto de piezas del Seguici, a excepción del Griu, que es más joven. (Fue recuperado en 2014 por los vecinos de l’Arrabassada).

Los Nanos también dieron de qué hablar, con todos los intríngulis de sus vidas. Todas una representación de diferentes grupos y clases sociales. Dato: A diferencia de los gigantes negritos, los nanos negritos no son cubanos, sino de Guinea Ecuatorial y representan a los esclavos.

Lo dicho, aunque este año las bestias y las figuras del Seguici se quedan en casa, no falta quien las tenga presentes.

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