La reusense Noemí Llauradó presidirá la Diputació de Tarragona

La política reusense será la primera mujer que tome la vara de mando. ERC y JxCAT firmaron el acuerdo el 14 de junio, que incluye el Ayuntamiento de Reus y las diputaciones de Lleida y TGN

28 junio 2019 20:00 | Actualizado a 02 julio 2019 19:01
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Noemí Llauradó (ERC) tiene todos los números para convertirse este próximo martes en la primera presidenta de la historia de la Diputació de Tarragona. La vicealcaldesa de Reus tomará el relevo de Josep Poblet (CiU), a raíz del pacto que firmaron el pasado 14 de junio Esquerra y Junts per Catalunya, que podría ser presentado públicamente este lunes, justo 24 horas antes del pleno de constitución del nuevo mandato del pleno provincial, previsto para las doce del mediodía. 

El nombre de Llauradó no aparecía en las primeras quinielas tras la celebración de las elecciones municipales del pasado 26 de mayo, sino que entre los favoritos para ocupar el cargo estaban Pau Ricomà (Tarragona), Eduard Rovira (Torredembarra), Adam Tomàs (Amposta) o Camí Mendoza (Cambrils). Pese a ello, el paso atrás que dio la edil de la capital del Baix Camp para que Carles Pellicer (Junts per Reus) siga cuatro años más como alcalde en la Plaça del Mercadal ha sido decisivo para decantar la balanza a su favor. 

El pacto de gobierno repartirá las fuerzas al 50%. La vicepresidencia será para JxCAT

Llauradó, que es concejal del Consistorio reusense desde 2015, dejará en breve el acta de diputada que ostenta en el Parlament de Catalunya desde las elecciones autonómicas del 21 de diciembre de 2017 –las convocadas por el artículo 155–, cuando ocupó el número ‘2’ de la candidatura republicana que fue encabezada por el actual delegado del Govern en el Camp de Tarragona, el vallense Òscar Peris.  

Acuerdo firmado por Bonvehí
Según ha podido contrastar el Diari, la operación que llevará a Llauradó a presidir la institución del Passeig de Sant Antoni se materializó por escrito el pasado 14 de junio, el día antes de la celebración de los plenos de constitución de los ayuntamientos que, en el caso de Reus, sirvió para que Esquerra renunciara a pactar con PSC y CUP para dejar vía libre a la continuidad de Pellicer.

En los comicios, Llauradó había logrado ascender de los dos ediles de 2015 hasta los seis, por lo que un acuerdo con socialistas y cupaires le habría dado la alcaldía. Las presiones a nivel nacional derivó en el pacto del 14J que le apartó de la alcaldía, pero que le abrirá las puertas de la Diputació. 

Ese acuerdo contó con la rúbrica del presidente del PDeCAT, David Bonvehí, y la cúpula de Esquerra Republicana e incluyó un pacto nacional en tres administraciones: el Ayuntamiento de la capital del Baix Camp y las diputaciones provinciales de Tarragona y de Lleida. El primero debía convertirse en el Consistorio de mayor tamaño liderado por la formación de Carles Puigdemont, mientras que los entes provinciales eran para Esquerra.

En el documento se especificó que, en los tres casos, ERC y Junts per Catalunya formarían equipo de gobierno. Cabe destacar que en el acuerdo no se incluyó ni los ayuntamientos de Tarragona ni de Girona ni las Diputaciones de Barcelona ni la de la Costa Brava. «Este pacto es inamovible, no se tocará», aseguran desde las direcciones de las formaciones que lo avalaron. 

Sectores del PDeCAT piden frenar el pacto y repetir con el PSC para mantener la presidencia

Las fuentes consultadas afirman que el ejecutivo de coalición que podría firmarse pasado mañana en la diputación tarraconense será «equitativo» y que, pese a que dará la presidencia a ERC, Junts per Catalunya «contará con cuotas de poder muy elevadas», repartiendo las responsabilidades «al 50%» entre los dos socios. Este pacto fue avalado por la dirección nacional de Junts per Catalunya, el PDeCAT y Esquerra Republicana «y fue informado a los líderes territoriales, entre los que se encuentran el presidente de la Federació del PDeCAT en el Camp de Tarragona, Juanjo Garcia, así como el alcalde de Reus, Carles Pellicer», indican las fuentes.   

ERC necesita tres votos
Pese al acuerdo firmado hace dos semanas, sectores del PDeCAT en la provincia apostarían por repetir el pacto con el PSC. El motivo es que dando continuidad al acuerdo de 2015 entre Josep Poblet (CiU) y Josep Fèlix Ballesteros (PSC) la presidencia de la institución seguiría a manos de los postconvergentes, mientras que los socialistas tendrían la vicepresidencia. 

Las fuentes consultadas resaltan que el hecho de mantener el gobierno sociovergente «sería una manera de apostar por el diálogo y recuperar la normalidad» con el PSC, que se sumaría «a la voluntad expresada por los propios presos por investir a Pedro Sánchez (PSOE) como presidente del Gobierno Central». Asimismo, y pensando en la refundación que está experimentado el espacio heredero de la antigua CiU, los críticos con el pacto consideran que la mejor manera de «ganar músculo» es la de «gobernar administraciones como la Diputació». Esta vía estaría avalada por el exPresident Artur Mas, quien en las últimas semanas ha tomado protagonismo en la voluntad por encajar bajo un mismo techo al PDeCAT, Junts per Catalunya y la Crida.   

Para el sector que apuesta por un acuerdo con los socialistas, el hombre fuerte de Junts per Catalunya en el ente provincial debe ser el hasta ahora Conseller de Presidència de la institución provincial, Quim Nin. Su salida como alto cargo de la Generalitat de hace un año y su imputación por los preparativos del 1-0 provocan que sean varios los dirigentes tarraconense que quieren que tenga un papel destacado en el nuevo mandato, ya sea como presidente o vicepresidente provincial. 

Pese a ello, el sector más cercano a Carles Puigdemont no ve con buenos ojos la opción Nin, ya que la voluntad es impulsar un «relevo generacional» y apostar por «jóvenes valores», como el alcalde de Vila-seca –Pere Segura–, el de Deltebre –Lluís Soler– o el de la Alforja –Juanjo Garcia–. Con todo ello, ERC necesita sumar tres votos  adicionales a sus once diputados para sumar la mayoría absoluta. Desde JxCAT se ve «muy improbable» que sus ocho políticos no voten el martes de manera unificada, pero a 72 horas de pleno nadie descarta que algún crítico se desmarque de las directrices del partido. Nadie descarta nada.

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