Los patios escolares de TGN claman por tener más verde

Educación. El IMET ofrecerá ayuda a las nueve llars d’infants municipales y a nueve escuelas públicas de la ciudad para que puedan ‘renaturalizar’ sus zonas de recreo

28 abril 2021 17:00 | Actualizado a 29 abril 2021 05:23
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Pasó después del confinamiento; cualquier espacio verde de la ciudad, hasta el más modesto, se convirtió en objeto de deseo. Fue la expresión tangible de una auténtica necesidad de contacto con la naturaleza que nos alcanzó a todos y de la cual las escuelas también son reflejo.

Si en los últimos años muchos centros educativos ya habían comenzado a pensar que su modelo de patio (dominado por las canchas deportivas y sin apenas otros espacios de juego y encuentro) no era inclusivo para todos sus alumnos, ahora la siguiente tendencia es la ‘renaturalizacón’. La idea es que el patio se parezca cada vez más a un jardín y menos a un montón de cemento.

Y, justamente, como esta era una necesidad en la que ta comenzaban a trabajar algunos centros educativos incluso antes de la pandemia, el Institut Municipal d’Educació de Tarragona, IMET, pensó que había que poner a su disposición las herramientas para que cada uno encuentre su propia receta.

La directora del IMET, Claudia Aznar, explica que en una primera fase comenzarán a trabajar con las nueve Llars d’Infants municipales, así como con nueve escuelas públicas: Bonavista, Torreforta, Campclar, Els Àngels, Serrallo, Saavedra, St.Pere i St.Pau, Marcel·lí Domingo y Pràctiques;18 centros en total. El resto de centros interesados (ya hay algunos en cola) participarán en una segunda edición.

Justamente esta semana se ha adjudicado el servicio, que tendrá un coste de 18.029 €, a la empresa Milanta-Craft, especialista en el diseño de patios escolares naturales. Cuentan, además, con la colaboración del Institut d’Horticultura i Jardinería de Reus.

Cada escuela un diseño

La empresa ofrecerá una formación específica a los docentes y abrirá un proceso participativo para las familias. Las actividades comenzarán en breve y deberán terminar en diciembre con la realización de un proyecto técnico a ejecutar a partir del 2022 para cada centro educativo en función de sus necesidades. Todas las escuelas participantes cuentan con el acuerdo del Ampa y del equipo directivo.

La fase actual solo abarca hasta la elaboración del proyecto ejecutivo. El concejal de educación del Ayuntamiento de Tarragona, Manel Castaño, explica que la intención es que cada escuela lidere su proceso. «Cuando se tenga el proyecto los recursos irán a cargo de quien tenga la competencia, en el caso de las escuelas Educació, aunque el Ayuntamiento está dispuesto a dar todo el apoyo posible». En lo que se refiere a las Llars d’Infants, como son municipales, habrá un partida el año que viene, señala Aznar.

No obstante, explica, Castaño, la idea es que las familias y los vecinos hagan suyo el proyecto y se pueda seguir el ejemplo de las iniciativas que ya han comenzado por su cuenta muchas escuelas en que padres, vecinos y entidades trabajan de manera colaborativa aportando su tiempo y sus conocimientos. Pone el ejemplo de la Escola Cèsar August que en 2018 transformó su patio gracias al trabajo de los padres. «No estamos hablando necesariamente de grandes gastos».

Aznar explica que otro de los objetivos de que la comunidad participe tiene que ver con la idea de que, a la larga, los patios puedan abrirse a los vecinos.

La experiencia de l’Arrabassada

Hay centros donde lo de la ‘renaturalización de los patios ya se lo habían planteado. Es el caso de la Llar d’infants de l’Arrabassada, donde este curso el verde ha comenzado a ganar espacio.

Mercedes Barro, educadora, cuenta que el equipo docente fue el primero en interesarse y en seguir una formación específica. Después se lo contaron a las familias que les dieron todo su apoyo. «Organizamos meriendas, rifas, vendimos calendarios...» para obtener recursos. Además, el equipo ganó el premio que convoca el IMET, así que los 1.200 euros que ganaron también los invirtieron en el patio.

Gracias a esto han comenzado un proceso de transformación y han podido comprar algunas estructuras de madera. Además, debido a la covid, han tenido que encontrar la manera de separar los espacios. Lo han hecho con maceteros en los que han plantado plantas aromáticas que han traído los padres y que los niños se encargan de cuidar.

Dice que con la pandemia ha quedado más en evidencia, si cabe, que el patio también es un espacio educativo «es donde se dan muchas de las interacciones más ricas entre los niños y ellos necesitan espacios para encontrarse, para jugar, para esconderse...»

Los pequeños, por su parte están contentos «tu lo que haces es diseñar el espacio, los protagonistas son ellos

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