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En España la aplicación del Bexsero no se encuentra dentro del calendario de vacunas obligatorias de la sanidad pública. Por lo tanto, son los padres los que deben decidir si les proporcionan o no a sus hijos la vacuna, previa prescripción del pediatra. «No está dentro de las vacunas obligatorias, pero sí está siendo muy recomendada por los pediatras, que la ven conveniente, sobre todo en edades tempranas», cuenta Joaquim Nolla, presidente del Col·legi Oficial de Farmacèutics de Tarragona.
‘Así estamos más tranquilos’
La Asociación Española de Pediatría recomienda vacunar a todos los niños. Esa prescripción ha provocado que la demanda sea alta desde finales de 2015, cuando las dosis comenzaron a llegar a las farmacias. «Es una vacuna cara y sabemos que la meningitis no es muy frecuente pero nos quedamos más tranquilos si nuestro hijo la lleva. Hemos tenido que esperar pero se la hemos puesto ya», asume José, padre de Rubén, un bebé de Reus que acaba de cumplir un año.
Hay voces divergentes sobre la conveniencia de aplicar la inyección de una forma generalizada. La Asociación Española de Vacunología cree que se está vacunando en exceso contra la meningitis B. La entidad cree que es una vacuna de compleja elaboración de la que los laboratorios pueden producir algo más de diez millones de unidades en el mundo. Sólo España consume entre el 17 y el 20% de esa producción.
Baja incidencia de la patología
A pesar de las urgencias de los padres por querer proteger a sus hijos, los expertos invitan a la calma. En relación a la enfermedad, la meningitis B, desde la Asociación Española de Pediatría señalan que «nos encontramos en el momento de más baja incidencia en nuestro país desde que hay datos epidemiológicos archivados».
Ante esta situación, el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación de Pediatría propone priorizar la vacunación de los niños menores de cinco años, pero sobre todo de los menores de 24 meses de edad. El comité lamenta la «incapacidad» del fabricante para suministrar las dosis de vacuna necesarias para cubrir la demanda, y creen que «repercute negativamente» en su práctica clínica diaria y en la confianza de las familias ante sus recomendaciones, ya que «les resultará difícil, cuando no imposible, seguir».
