Los pescadores 'de la llum' sólo han cobrado 15 días de veda

Desconocen si la talla y el precio del pescado les va a favorecer los próximos meses y siguen pendientes de un estudio biológico

19 mayo 2017 16:18 | Actualizado a 24 diciembre 2019 23:20
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Los pescadores ‘de la llum’ de Tarragona terminaron ayer domingo la veda que les ha tenido parados durante casi dos meses. Sin embargo, como asegura el vicepresidente de la Confraría de Pescadors, Jordi Arbós, «de los sesenta días que hemos estado parados, sin ir a la mar, sólo hemos cobrado 15 días».

El pasado 22 de diciembre los pescadores dejaron el mar porque «la talla del pescado era muy pequeña y el precio era muy bajo», según expresaba al Diari Jordi Arbós. Entonces, la situación era «insostenible», porque como recalcaba Arbós, «algunas barcas no llegaban ni a los 400 euros mensuales».

El bajo precio del pescado, la talla pequeña y la falta de ayudas por parte de las autoridades preocupaba mucho al gremio. Dos meses después, la situación sigue siendo la misma. «Ahora volvemos al mar, pero desconocemos si la veda ha servido para algo. No sabemos si la talla del pescado es mayor, tampoco sabemos si el precio será mejor...», explicaba visiblemente preocupado el vicepresidente de la Confraría de Pescadors de Tarragona.

Haber estado parados durante sesenta días ha afectado económicamente a los pescadores. «Muchos optamos por pedir el paro. De este modo nos aseguramos tener un ingreso durante la veda», detallaba Arbós. Aunque evidentemente, «esta opción nos perjudica, cuando nos jubilemos tendremos menos ingresos», expresaba. «Las promesas no se han cumplido. Sólo hemos cobrado quince días, y esto es vergonzoso», espetaba el veterano pescador.

Además, siguen pendientes de las noticias relativas al estudio biológico que se les prometió. «Sabemos que se va a hacer, pero nadie nos dice nada. Nos lo prometieron hace muchos meses y nadie tiene noticias nuevas», explicaba el vicepresidente de la Confraría.

Los armadores, pese a estar dos meses parados, tienen que seguir con las tascas de mantenimiento y arreglo de las barcas, algo que provoca un gasto que «no compensa con los quince días que cobran y les sitúa en una posición precaria», sentenciaba Jordi Arbós.

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