Los vecinos de Tarragona lamentan la falta de interlocución con el Consistorio

Desde la desaparición de la figura del concejal de barrio, las entidades apuntan que no saben a quién dirigir sus problemas

18 febrero 2018 15:32 | Actualizado a 20 febrero 2018 13:20
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Cuando hay un problema con las terrazas la competencia es de la Guàrdia Urbana, pero puede que éste salpique a las áreas de Llicències, Espais Públics e incluso en algunos casos a la concejalía de Patrimoni. Son áreas de las que se encargan ediles diferentes, algunas controladas por el PSC y otras, por el PP. Su resolución puede convertirse en un periplo por los despachos de la corporación municipal. 

Las asociaciones vecinales denuncian que la gestión de incidencias «tendría que ser más sencilla». «Parece que no te lo quieren poner fácil», argumenta Javier Arnillas, presidente de la Associació de Veïns de La Granja. Estas entidades apuntan que la relación con la administración se ha complicado desde que desapareció la figura del concejal de barrio. Cada uno de los representantes del equipo de gobierno tenía asignado un territorio, se programaban reuniones periódicas –habitualmente una al mes– con las entidades vecinales y se repasaban los temas pendientes. «Te lo arreglaban o hacían lo que podían, porque a veces el concejal con el que hablabas no podía hacer más, pero al menos sabíamos que el primer jueves de cada mes estaría aquí, y que in situ podría conocer lo que nos pasa», describe el representante vecinal de La Floresta, Miguel Cruz.

La Federació d’Associacions de Veïns propone crear consejos de distrito

Con el pacto de gobierno, que supuso la entrada del Partido Popular y Units per Avançar –que abandonó la coalisión tras los hechos del 1-O–, la figura del concejal de barrio desapareció. Ahora esta relación se ha roto. «Funcionamos buscándonos la vida», argumenta Arnillas. Y esto pasa principalmente por establecer contacto directamente con los concejales con los que tienen un vínculo más estrecho o mandarles un correo electrónico o un Whatsapp. «Tiras de la gente de los partidos para que te echen un cable, pero está claro que si quieren dar ejemplo, debería ser más claro y transparente», sigue argumentando este representante vecinal.

Uno de los principales problemas con los que se encuentran en el día a día es que a veces no saben a quién deben acudir. Arnillas explica un ejemplo. Hace unos días tenía que resolver una cuestión relacionada con un tema de impuestos. Se puso en contacto con el Àrea d’Hisenda y, finalmente, acabó siendo competencia del concejal de Govern Obert. Para el responsable de la Associació de Veïns de la Part Alta, Manel Rovira, «el gran problema es que no hay una ventanilla única». Y esto ha acabado afectando a la actividad que venían desempeñando las entidades vecinales. «No hay comunicación. Antes tu les hablabas y ellos te explicaban qué iban a hacer. Ahora no sabemos nada. Se pone en marcha y no nos consultan para nada», describe.

La última reunión que Rovira mantuvo con el Ayuntamiento fue en septiembre. Estaba él con el alcalde y los portavoces municipales. Se abordó uno de los temas que quiere solucionarse este año, como es la peatonalización de la Part Alta. Tres meses más tarde, el presidente de la corporación local lo hacía público ante los medios de comunicación. Avanzó la creación de una comisión de trabajo en la que estarían, además de los partidos políticos, las entidades del barrio. Han pasado cinco meses y no ha habido una nueva comunicación con el representante vecinal. 

Toni Peco, como presidente de la Federació d’Associacions de Veïns de Tarragona (FAVT), explica que cuando está a punto de cumplirse el tercer año de esta legislatura, tan solo se ha reunido en una ocasión con el alcalde. «Queremos que la interlocución con el Ayuntamiento esté regulada y reactivar el asociacionismo en los barrios», describe Peco. Sobre al respecto, Josep Fèlix Ballesteros y Toni Peco hablaron en el encuentro que mantuvieron el pasado 21 de noviembre.

La FAVT se presentó a la reunión con una propuesta, la de explorar la posibilidad de crear consejos de distrito, en el que estén representadas todas las entidades del barrio. «Lo del concejal de barrio ha quedado obsoleto. Dependía mucho de la persona, si se implicaba o no, y el concejal se veía obligado a reunirse con todas las entidades. No es lo más práctico», dice Peco.

Sant Salvador, el modelo

El modelo de la mesa de entidades ya está funcionando en el barrio de Sant Salvador. Allí se puso en marcha hace unos diez años, por la preocupación de sus vecinos por el incivismo, aunque ha sido en los últimos cuatro años cuando se ha empezado a trabajar de forma regular. Se estableció que las reuniones se celebrarían aproximadamente cada mes y en éstas participan las entidades sociales, culturales y deportivas del barrio, además del CAP, entre otros. En total suman alrededor de 25 personas que debaten sobre el día a día de este barrio. «Es una forma más productiva de hacer cosas por el barrio, contando con el consenso y organizando proyectos», explica el presidente de la asociación de vecinos, Toni Garcia.

Cuando hay una materia concreta que quieren abordar con el Consistorio deciden si invitan al concejal responsable, o es el presidente el que centraliza los temas que se debaten en la reunión, para después transmitirlos a los responsables municipales correspondientes. Además, en el grupo hay dos técnicas del Ayuntamiento, que son las que han participado en este Pla de Desenvolupament Comunitari, que realizan también esta función de puente con la administración local.
La próxima reunión está prevista para este martes. Ya empezarán a hablar de la semana cultural. Y es que, a partir de las reuniones de esta mesa de entidades, han conseguido incrementar notablemente las actividades de ocio en el barrio.

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