Menos bañistas y menos asistencias de los socorristas en las playas de Tarragona

La Cruz Roja lamenta las actitudes incívicas que los obligan a avisar a la Guardia Urbana

16 agosto 2020 18:56 | Actualizado a 16 agosto 2020 19:02
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El servicio de salvamento y socorrismo de la Cruz Roja en las playas de Tarragona está teniendo un verano bastante tranquilo. Así lo reconoce su coordinador, Nacho Cancio. La calma se explica en parte porque un 70% de los días ha habido bandera verde y en tan sólo un par han tenido que izar la roja, que prohíbe el baño. El hecho de que haya menos turistas también ha hecho que haya un menor número de bañistas respecto a otros años, lo que de rebote ha supuesto una ligera reducción de las asistencias, que se sitúan en unas 470 en lo que llevamos de verano. Sin embargo, el número de avisos que han tenido que hacer a la Guardia Urbana por comportamientos incívicos es similar a los de otros años, un hecho que los socorristas lamentan.

Uno de los elementos a los que los socorristas deben prestar atención son los saltos desde las rocas. En la mayoría de playas de la ciudad hay y suelen ser un punto de conflicto entre los profesionales y los bañistas. "Hay gente que cree más y gente que cree menos. Nuestra tarea es informarles de que están haciendo algo que no se puede hacer o que es peligrosa", indica Cancio. En caso de que la persona haga caso omiso, "avisa la Guardia Urbana y se encargan ellos".

Entre imprudencias de este tipo y otros comportamientos no recomendados, en los primeros dos meses de temporada han requerido la presencia policial cuarenta veces. "El año pasado cerramos con un poco más de un centenar, por lo tanto estamos con unos números bastante similares", detalla.

El impacto de la Covid-19

La Covid-19 en cierto modo también ha hecho que haya un poco más de presencia policial en las playas con el fin de controlar los aforos. En Tarragona se ha instalado un sistema de sensores para asegurar que no haya más gente de la recomendable. De momento aún no se ha superado el límite en ningún espacio pero en un par de ocasiones se ha estado cerca y la policía y Protección Civil han lanzado mensajes por megafonía. Los bañistas también deben respetar la distancia entre toallas y en este sentido Cancio sí ha detectado un cambio de comportamiento. "Otros años todo el mundo quería ponerse cerca del agua, pero este año la gente se llega a poner casi en el paseo cuando la playa está casi llena", detalla.

El coronavirus también ha obligado a tomar más medidas de seguridad a los socorristas a la hora de realizar las asistencias. Algunos protocolos se han adaptado a la nueva realidad y, por ejemplo, tienen que hacer las atenciones con doble guante -hasta ahora sólo llevaban uno-, gafas de protección y mascarilla. Todo ello lo llevan en una riñonera que siempre deben llevar encima. También dan una mascarilla quirúrgica a la persona asistida, tanto hagan el cuidado en la arena o en el punto de socorro. Además, en estos espacios se impide el acceso a acompañantes, a excepción de los casos con menores de edad, y se desinfectan las sillas y camillas después de cada servicio.

A pesar de todas estas medidas, Cancio afirma que la mayoría de los bañistas "lo hacen bien". "Cuando tenemos que hacer una asistencia ellos preguntan y no se acercan mucho, que es lo que hay que hacer, y es el socorrista quien da las indicaciones", concreta.
 

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