Una mujer valiente

«Valiente es mi madre, que con todo lo que ha pasado de salud va cada domingo a bailar; valiente es Marta, que ha viajado sola por medio mundo; valiente es Eli, que ha superado un cáncer de mama». Son palabras de Ester Enrich, una joven de 32 años de Alcover que en la obra Valentes i lliures ha querido dar voz a ocho mujeres, a sus experiencias y sus retos, a sus historias y sus logros. Un libro que se presenta esta tarde en la librería Abacus de Tarragona a las 18.30 horas, en un acto que se enmarca dentro del programa de actividades del colectivo feminista Fridas. 

Ester Enrich es educadora social, una profesión que la ha forjado como ser humano con contacto tanto con personas mayores como con adolescentes «etiquetados con trastornos de conducta muy grave», manifiesta. «Me ha nutrido a la hora del qué y del cómo escribo», explica y añade que «he aprendido a relativizar todo lo que te pasa en la vida. Te das cuenta de que el mundo es mucho más amplio, de que hay muchas maneras de vivir y aprendes a empatizar, a entender al otro». 

Resultado de ese «entender al otro» es el libro autoeditado Valentes i lliures, por el que aparcó durante un tiempo su profesión para dedicarse a su verdadera pasión, la escritura. «Entonces todo el mundo me decía que era muy valiente, una palabra que me sonaba extraña», comenta.

«Y pensé en mi madre, en Eli, en Marta... En esas mujeres valientes». De tal manera que con ese nombre abrió una sección en su blog (http://oniric.cat/). «En el transcurso de la escritura y de las entrevistas me di cuenta de que además iban a ser libres», relata, «libres de expresarse, libres de las barreras que nos imponen constantemente la sociedad y las circunstancias». Lo que en un principio iba a ser mixto se convirtió en un testimonio solo de mujeres. ¿Casualidad? «No. No es casualidad porque las mujeres, solo por el hecho de serlo ya tienen que ser valientes porque la sociedad en la que vivimos nos deja en una mal llamada segunda posición. Si además tienes un sueño o una dificultad añadida, que quien más quien menos tiene, es doble superación, doble valentía», expresa Ester. 

Esos relatos realistas o metafóricos son los que conforman el libro que hoy se presenta. Primero fueron experiencias de aquellas personas más cercanas. Después, peticiones personales como Desert, la historia de Lídia, quien «en la Platja de l’Arrabassada, entre olas de mar y vías de tren me explicó cómo un año y medio antes habían matado a su pareja, yendo en bicicleta y la habían herido a ella misma». Un relato, el de Lídia, que dio paso a otro metafórico que habla de un corazón con engranajes. El mismo corazón que, sin saberlo Ester, Lídia lleva tatuado en su piel. «Hubo una conexión que trascendió lo físico. Fue mágico», revela. 

Relatos, todos ellos humanos, cercanos y emotivos que despertaron el interés de una editorial. «En este tiempo he aprendido a maquetar y cuando ya tenía los libros en casa, me llamaron. Me hizo sentir bien el hecho de que valoraran los escritos pero el libro no es solo mío, es compartido con todas ellas y decliné la oferta». Un volumen que se cierra con una dedicatoria a todas aquellas mujeres silenciadas y que transcurre en la Rambla Nova, «donde, paseando, me di cuenta de que no hay monumentos de mujeres». 

Ester es miembro del colectivo feminista tarraconense Fridas (fridasfeminist.wordpress.com/) con tan solo un año de vida y una larga lista de acciones. Los objetivos que persiguen son divulgar, empoderar a la mujer, darse apoyo mutuo y organizar actividades para crear conciencia y debate. En este sentido, cada mes celebran un café feminista que aborda diferentes puntos. Este marzo serán las nuevas masculinidades. Aunque opina que estamos en un momento «de despertar conciencias», apela a la educación «para llegar a las nuevas generaciones».