A prisión el presunto asesino de Meritxell Vall

En la ropa de la víctima había restos de semen del procesado, según la base de datos de Interpol. A pocos metros del campamento de la joven fue hallado un teléfono del sospechoso

19 mayo 2017 21:00 | Actualizado a 22 mayo 2017 11:14
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Ante los numerosos indicios encontrados por el Àrea d’Investigació Criminal de los Mossos d’Esquadra del Camp de Tarragona que señalan al ciudadano eslovaco de 33 años Stanislav R. –detenido el martes en la calle Caputxins– como el autor del crimen de Meritxell Vall en la Budallera, el juez instructor del caso envió ayer a prisión al sospechoso. Ve indicios de asesinato y agresión sexual, por lo que acordó prisión provisional comunicada y sin fianza.

En el auto de prisión –de ocho páginas–, el magistrado Joaquín Elías Gadea hace suyo el argumento que los investigadores plasmaron en el atestado policial. La muerte de Meritxell se produjo entre la noche del 9 de octubre y la madrugada del día 10. A las nueve de la noche del día 9 salió de un supermercado de la calle Josep Carner. La víctima mantuvo comunicación fluida con familiares y amigos hasta el mismo día 9, que contactó con su teléfono por la mañana con algunos amigos, manteniendo comunicaciones el mismo día hasta las 23.32 horas. La última conexión de datos del teléfono de la víctima es a las 2.50 horas del día 10, cuando cesa toda actividad.

Semen y el móvil

Cerca del lugar en el que se encontró ropa de la joven –con restos de semen, que según la base de datos de Interpol corresponden al acusado–, se localizó una zona de unos cuatro metros cuadrados donde la pinaza y la tierra estaban removidas, y donde además apareció una rama de un árbol rota, haciendo presumir que en aquel lugar se podía haber producido algún tipo de pelea o agresión. Precisamente en aquel lugar se descubrió un teléfono móvil de color negro de la marca Samsung parcialmente cubierto de pinaza y tierra. Había sido comprado por el acusado, aunque él dijo que lo hizo para otro hombre –por carecer de documentación–, si bien él lo utilizaba algunas veces. Una versión que no se creen ni los investigadores ni el propio juez. Recuerdan que en el listado de contactos del teléfono aparecía el nombre de dicho amigo con otro número.

El imputado, en su declaración judicial, reconoció haber estado en el lugar en el que vivía la víctima en diferentes ocasiones. «Por tanto –señala el magistrado–, el imputado reconocía cierta habitualidad en el trato con la víctima y el lugar en el que ésta residía, lo cual resulta coherente con las distintas declaraciones que se recogen en el atestado policial y que sitúan al imputado en el ámbito de este campamento».

Una zapatilla del acusado

Por otra parte, a unos 10 metros del lugar en el que se produjo el crimen se encontró una zapatilla tipo botín deportiva de la marca Nike idéntica a otra que en la declaración judicial el imputado reconoció como suya en una fotografía que le fue mostrada. Estas zapatillas tenían restos de sangre, «con lo cual resulta razonable imaginar que eran las que llevaba el imputado en el momento de cometer los hechos y que se deshizo de ellas mientras regresaba a su campamento», apunta el magistrado en su auto.

De las investigaciones de los Mossos se desprende que el sospechoso abandonó su campamento –situado a unos 500 metros del de Maritxell– justo después de producirse el fallecimiento de la mujer. Precisamente el miércoles, cuando se hizo la entrada en el campamento que ocupaba el imputado cuando ocurrieron los hechos –porque después pasó a residir en el Parc de l’Amfiteatre–, se encontraron varias prendas manchadas de sangre, estando pendiente de análisis para comprobar si se trata de sangre de la víctima.

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