Tras abrir el Palau a los clubes en 2022, acoger al fútbol base del Nàstic en 2023 y culminar la reforma del campo de rugby este 2024, ahora el siguiente paso del Anillo Mediterráneo de Campclar será contar con un bar-restaurante. El eje deportivo de Ponent acredita ya a más de 2.000 deportistas al día, consolidándose como un motor económico de la ciudad, con actividad mañana y tarde durante los siete días de la semana, albergando a menudo competiciones de primer nivel que concentran un importante volumen de espectadores.
Pese a ello, la asignatura pendiente es la oferta de restauración, tanto para el público que asiste a los torneos como para los familiares que, día tras día, acompañan a los más jóvenes a entrenar en sus respectivos deportes y que no cuentan con un espacio donde poder tomar algo mientras esperan.
«Será muy importante contar con un espacio de ocio, cada vez tenemos más demanda»
Berni Álvarez
Concejal de Esports
«Es un paso hacia adelante, será muy importante tener un espacio de ocio que ponga en valor toda la actividad que se hace, ya que cada vez tenemos más demanda para tener un espacio lúdico, de relación y de convivencia en el Anillo», indica el concejal de Esports del Ayuntamiento de Tarragona, Berni Álvarez (PSC), quien espera que el pliego de condiciones «pase rápido» por la Junta de Govern Local para sacar la gestión del espacio a concurso público «en breve».
Ahora, a fiscalización
Tras redactar el pliego técnico, recientemente se han desencallado los informes de Béns i Patrimoni. A día de hoy, el redactado está en fase de «fiscalización», por lo que se espera que el documento tenga el OK «en diez días».
El plan municipal es sacar a concesión una finca municipal para que un operador privado pueda instalar un bar-restaurante de 375 metros cuadrados, contando tanto la parte cerrada como la terraza, que podrá acoger a ocho mesas. El recinto deberá tener zona de cocina, barra y lavabos adaptados, además de las mesas y sillas al aire libre.
El coste de construcción del chiringuito, cuyo modelo deberá ser acordado por las dos partes, irá a cargo del adjudicatario, que tendrá un permiso para operar durante 15 años en el terreno propiedad del Ayuntamiento.
Se calcula que la inversión necesaria será de unos 85.000 euros. Por ello, el consistorio otorgará al gestor una carencia de tres años para amortizar el gasto, pasando posteriormente a pagar una cuota de unos 1.200 euros mensuales a partir del cuarto ejercicio.
