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Como ya es habitual, una comitiva de autocares saldrá desde diversos puntos del territorio para trasladar a los manifestantes al centro de Barcelona, que acogerá la marcha. Partirán autobuses organizados por la ANC desde 15 puntos de la provincia.
De Tarragona capital, en concreto, saldrán cinco. También lo harán, según los listados de la propia Assemblea Nacional, desde poblaciones como Cambrils, Reus, Riudoms, Calafell, Valls o Les Borges del Camp. Las asambleas territoriales de la Conca de Barberà o del Priorat también organizan sus vehículos. En las Terres de l’Ebre habrá como puntos de partida Tortosa, Amposta o La Ràpita.
El transporte público siempre se ha presentado como la primera opción para facilitar los desplazamientos a la Ciudad Condal en cualquiera de las convocatorias masivas que se han hecho en los últimos años.
Aunque la asistencia presumiblemente será menor que la de otros años, la ANC reconocía esta semana que se había registrado un aumento del 50% en el número de autocares reservados. El evento también supone la vuelta a las celebraciones masivas, una vez lo peor de la pandemia ha quedado atrás.
La manifestación de este año consistirá en una marcha que irá desde la avenida Paral·lel, pasando por el Moll de la Fusta y el Passeig d’Isabel II, hasta la avenida Marquès de l’Argentera, para finalizar ante la Estació de França. Allí estará localizado el escenario donde se llevarán a cabo los parlamentos. La movilización se iniciará a las 17.14 horas, la hora habitual. Esta vez no hay tramos concretos para ubicarse. Será una manifestación clásica, en movimiento.
El acto contará con los discursos de la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, el de Òmnium, Xavier Antich, y el de la Associació de Municipis per la Independència (AMI), Jordi Gaseni.
En el manifiesto de la convocatoria, la primera bajo la presidencia de Feliu de la entidad, la ANC afirma que «se ha acabado esperar nada de los partidos, solo el pueblo y la sociedad civil organizada podrán alcanzar la independencia», y critica la mesa de diálogo, algo que ERC interpreta como una exclusión a parte del soberanismo.
