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Desde el pasado 20 de junio, fecha en que comenzaron a prestar sus servicios en las ocho playas de Tarragona, los socorristas de Creu Roja ya han tenido que actuar en 1.081 oportunidades para advertir a los usuarios sobre conductas indebidas. En este ‘parte’ se cuentan desde recordatorios a la gente de que no puede ducharse con jabón en la playa hasta situaciones de verdadero riesgo, como lanzarse desde las rocas. Con todo, aseguran, el comportamiento ciudadano ha ido mejorando año tras año.
En otro capítulo se encuentran los ‘rescates graves’ y de esos ya van tres en las playas tarraconenses. Pero contrariamente a lo que pueda pensarse, un ahogamiento o un rescate en el mar no tienen mucho que ver con lo que pintan las películas, comenzando con identificar a la persona que se está ahogando. «Hemos hecho rescates de personas que estaban rodeadas de gente y nadie se había dado cuenta de lo que pasaba», comenta Hugo Núñez, responsable de Creu Roja del Mar en la ciudad. Y es que, en contra de lo que pueda pensarse, en esta situación las personas pueden perder la capacidad de moverse o hacer ruido, por lo que los socorristas deben saber interpretar los signos de lo que se llama respuesta instintiva de ahogamiento, RIA. Es muy probable que alguien que se ahoga apenas pueda mantener la cara fuera del agua y no grite o aletee.
