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Estos son los delitos que más se cometen en Tarragona

Los crímenes con violencia caen casi un 10% en el último lustro y los hurtos aumentan un 23%. También crecen las denuncias por agresiones contra la libertad sexual y el cibercrimen. Los expertos insisten en no generar «una alarma innecesaria»

08 septiembre 2023 11:44 | Actualizado a 09 septiembre 2023 20:00
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El ocaso de la pandemia ha traído consigo un incremento de la criminalidad en el espacio público. El aumento de los hurtos –que ya se arrastraba desde antes de la pandemia– y el del cibercrimen han aupado los datos de infracciones penales que reflejan los sucesivos balances de criminalidad del Ministerio del Interior. Por otra parte, los delitos violentos han caído un 9,2% desde antes del coronavirus, aunque también se observa una subida en las denuncias por crímenes contra la libertad sexual. Los expertos coinciden en la necesidad de desgranar los datos y de no generar «un alarmismo que no se corresponde con la realidad».

En general, todas las infracciones penales –salvo las estafas vía internet– se vieron reducidas por la pandemia y volvieron a subir en 2021 y en 2022. En algunos casos, como en el de los robos y en los relativos a agresiones sexuales, las denuncias superan a las registradas en 2019. Sin embargo, los crímenes violentos –entre los que se encuentran homicidios y secuestros– evolucionan a la baja.

La criminóloga Helena Mulero realiza una enmienda a la totalidad sobre la forma en la que el Ministerio ofrece los datos: «Uno de los problemas que tiene este balance es que te presenta algunos incrementos en porcentajes que no son realistas: por ejemplo, si en un caso se pasa de uno a dos delitos, el aumento es del 100%».

«Además, mezcla en el total de infracciones penales los homicidios, los hurtos y los robos de coches, entre otros delitos; decir que la criminalidad se ha disparado es no ajustarse a la realidad porque no estamos en un país violento», defiende la criminóloga.

«Hay que analizar cada delito por separado. Decir que la delincuencia se ha disparado es no ajustarse a la verdad», Helena Mulero, criminóloga colegiada en el Col·legi Oficial de Criminologia y directora de seguridad

Desde 2020, los hurtos, que mayormente se originan en aglomeraciones, se han disparado un 50,3% en la demarcación de Tarragona. De los 1.572 que tuvieron lugar a lo largo de los tres primeros meses del año en el que estalló el coronavirus a los 2.364 ocurridos durante el mismo período de 2023. Si se compara con 2019, el incremento es del 22,8% –de 1.924 a 2.364–. Aquí yace, en gran medida, el motivo por el que el número total de infracciones crece.

«A raíz de la Covid-19, bajó mucho la delincuencia detectada, ya que hay una parte que no se descubre y que solo podría averiguarse a través de encuestas autorreveladas y de victimización», confirma Mulero. Los modus operandi de los criminales también cambiaron, en lo que en criminología se conoce como un ‘desplazamiento del delito’.

Para Lluís Escoda, criminólogo y abogado en el despacho tarraconense Alta Advocats, «la coyuntura económica actual es la que ha provocado el repunte de los hurtos». «Estamos en un período de inflación, los sueldos son precarios en muchos casos y, ante estas situaciones, afloran los robos y los delitos contra el patrimonio», añade. Desde el Col·legi Oficial de Treball Social, Emma Pérez, delegada territorial en Tarragona, insiste en que «el problema está vinculado a que la subida de la desigualdad que se vivió con la crisis aún no se ha revertido».

En Tarragona ciudad también suben los hurtos y la ciberdelincuencia y bajan los crímenes violentos

El confinamiento hizo que los hurtos se transformaran cibercrimen, otro de los delitos que engorda las estadísticas y cuya subida ha sido del 27,8% entre 2021 y 2022 y del 59,5% entre 2019 y 2022. Las estafas informáticas y otros ciberdelitos se multiplicaron dadas las escasas posibilidades de movilidad. En Tarragona, se ha pasado de los 3.899 cibercrímenes cometidos durante todo el 2019 a los 6.218 que se registraron en 2022. De momento, durante los tres primeros meses de 2023, ya se han producido 1.715 ciberestafas, lo que, si la dinámica continúa igual, hace prever que el dato total a final de año roce las 7.000.

Escoda remarca que el hecho de que muchos trámites requieran indispensablemente de acceso a internet ya causa que la ciberdelincuencia suba como la espuma: «La legislación va por detrás de la realidad, así que, hasta que no se ajusten las normas, la situación continuará así».

«Está relacionándose en exceso la delincuencia con la inmigración», Lluís Escoda, criminólogo y abogado en Alta Advocats

El phishing (envío de correos electrónicos que redirigen a páginas web falsas), el smishing (mensajes de texto o WhatsApps en los que el interlocutor se hace pasar, por ejemplo, por una entidad bancaria) y el vishing (llamadas telefónicas fraudulentas) son algunos de los fraudes más habituales. «Es un delito fácil y en el que algunos segmentos de la población pueden ser fácilmente engañados», explica Mulero.

Los robos con violencia e intimidación y las entradas con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones también suben en 2023 en comparación con el primer trimestre de 2022 –de 206 a 219 y de 786 a 1.065 respectivamente–, pero se reducen si se ponen al lado de las estadísticas de enero a marzo de 2019: los robos violentos bajan de 259 a 219 y las sustracciones en casas y negocios pasan de 1.181 a 1.065. Los robos de vehículos y el tráfico de drogas no experimentan ni subidas ni bajadas.

«Podríamos decir que los ‘reyes’ son los hurtos, los delitos contra el patrimonio y los relacionados con las drogas», indica Escoda. En concreto, aquellos que comportan una reparación por parte del seguro, como los robos en domicilios y de vehículos, son los que más tasa de denuncias tienen.

$!Balances de criminalidad de los primeros trimestres en la demarcación de Tarragona. Fuente: Ministerio del Interior

Menos crímenes de sangre

Los homicidios consumados se mueven alrededor de la decena en la demarcación de Tarragona. Más allá del año del confinamiento, no ha habido variaciones significativas. Sí que es cierto que, en 2022, se registró un cierto aumento de asesinatos en grado de tentativa (cuando un sujeto intenta matar a otro, pero no lo consigue): fueron 38 casos el pasado año, casi el doble que los 21 de 2019. No obstante, este tipo de crímenes ha disminuido en el primer trimestre de 2023 –se han identificado cinco casos– si se compara con el de 2022 –con diez casos–. Los secuestros, por su parte, mantienen una presencia testimonial.

«El número de personas en situación de vulnerabilidad aún es alto», Emma Pérez, delegada territorial del TSCAT

Lo que sí que se ha incrementado en todos los registros son los delitos contra la libertad e indemnidad sexual: han pasado de ser 239 en todo el 2018 a 426 en 2022 –un aumento del 78%–. Si se comparan los datos de primeros trimestres, el aumento en 2022 (88 casos probados) y en 2023 (84 casos probados) es notable, ya que en años previos a la pandemia solían cometerse entre 40 y 60 delitos de esta índole. «En el despacho sí que hemos observado un gran aumento de este tipo de infracciones durante los últimos años», expresa Escoda.

A la hora de buscar motivos, el abogado argumenta que «ahora se denuncia mucho más que antes y salen a la luz víctimas que no lo hacían por la presión a la que estaban expuestas, quizás ahora se percibe más amparo legal». Mulero coincide: «Hay mucha más concienciación de qué son estos delitos». La mayoría de agresores se mueven entre los 18 y los 30 años de edad: «Cada vez son personas más jóvenes, creo que hay falta de educación sexual y que acceder a la pornografía es excesivamente fácil», sentencia Escoda.

Mulero también introduce el concepto de ciberacoso, que, pese a ser diferente a las ciberestafas, aún no se contabiliza en los balances: «A nivel delincuencial, es más ‘sencillo’ acosar desde la distancia porque no estás viendo las reacciones de la persona acosada».

«Ni alarmar ni estigmatizar»

En palabras de Escoda, «últimamente, está relacionándose en exceso la delincuencia con la inmigración, cuando los delitos los cometen tanto inmigrantes como personas de aquí». Añade que «se etiqueta mucho más que antes» y que «la situación no es para crear un alarmismo desmesurado como el que quieren generar algunos para aprovecharse». «La extrema derecha focaliza la comisión de crímenes en inmigrantes para justificar unas políticas legales más restrictivas y los partidos de izquierda lo suavizan porque sus políticas son más inclusivas, al final todo se interpreta según los intereses de unos y otros», sentencia.

«La coyuntura económica ha provocado el repunte de algunos delitos», Helena Mulero, criminóloga colegiada en el Col·legi Oficial de Criminologia y directora de seguridad

Pérez argumenta que «ciudades como Reus o Tarragona acogen a personas que no pueden permitirse vivir en Barcelona y piensan que aquí pueden tener más oportunidades laborales». «Si no es así, algunas pueden lanzarse a la delincuencia, desesperadas y en situación de vulnerabilidad», añade la trabajadora social, quien defiende que «hay una crisis de valores y la sociedad tiene parte de culpa por ensalzar conductas individualistas; los comportamientos cada vez son menos comunitarios y no se está previniendo que haya familias que acaben en situación de marginalidad». «El discurso de tolerancia que se vende a través de las redes sociales no se plasma en la vida real», sentencia.

Los expertos en criminología insisten en que los datos de los balances de criminalidad no pueden valorarse de forma conjunta y en que conviene diferenciar cada delito. Haciéndolo, se observa que los violentos han bajado y que los hurtos y las estafas informáticas van en aumento.

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