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El bar Tòful cumple 70 años

Sentido homenaje. La familia Tòful es la pregonera de las fiestas del Roser de este año, que se alargarán durante todo el fin de semana en la Plaça del Fòrum

05 octubre 2022 19:02 | Actualizado a 06 octubre 2022 07:00
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Cristóbal Solichero Gras abrió el mítico bar Tòful hace ahora 70 años. Esta semana, su familia ha sido homenajeada, nombrando a sus hijos y nietos pregoneros de las fiestas del Roser, que tendrán lugar este fin de semana en la Plaça del Fòrum. La Associació de Veïns del carrer Merceria i voltants –organizadora de las fiestas– decidió hacer este reconocimiento a la familia Tòful «por su vinculación y colaboración con el barrio, desde hace muchos años». Durante el pregón, que tuvo lugar el pasado martes, el actual propietario e hijo del fundador del establecimiento, Txema Solichero, aseguraba que «somos una familia humilde y, para nosotros, poder estar aquí representando a este barrio es un honor. Esperamos no defraudar».

La historia de la familia y del bar empieza en 1949, cuando Cristóbal Solichero –nacido en la calle Ferrers, en 1925–, abría una lechería en el número 4 de la calle del Arc de Sant Bernat. El mismo local donde actualmente se encuentra el bar Tòful. Tres años más tarde, en 1952, el negocio no iba bien y Solichero decidió cerrar la lechería y abrir un restaurante, con la ayuda de su madre, Ignasia Gras. Le puso el nombre de Tòful, diminutivo de Cristóbal en catalán.

En esa época, recuerda el hijo del fundador, el bar recaudaba de 35 a 50 pesetas diarias y se podía disfrutar de un vermut por 50 céntimos de las antiguas pesetas.

Todavía hay quien recuerda cómo era el bar en sus inicios. El ambiente estaba cargado por el humo del tabaco y el de los fogones. Las paredes estaban llenas de carteles de fiestas mayores. El billar y el futbolín tampoco faltaban. Era habitual encontrarse a personalidades de la Part Alta, como Pardalete, Pataquet y Roca, pasando las tardes jugando a la botifarra y al ramiro. Además, a mediados de los años cincuenta, el bar acogió a la orquesta Sur de Plata, formada por una docena de músicos aficionados, que acompañaban a artistas espontáneos que querían mostrar sus habilidades de canto. El nombre que recibían estos espectáculos era Nido de Arte.

Al lado del Avi Tòful –así es como le nombran sus nietos–, siempre estaba su mujer, Núria Roselló, detrás de la barra y luchando por la familia. El matrimonio tuvo cuatro hijos: Inés, Tòful, Antonio y Txema. Todos ellos han crecido en el bar, al igual que los nietos.

Finalmente, la familia decidió vender el bar y durante poco más de diez años, el Tòful quedó en otras manos. Pero en 2017, el hijo menor de la familia, Txema, volvió a hacerse con el negocio y los de siempre volvían a ocupar el sitio del que nunca tendrían que haberse ido.

El bar Tòful es conocido, a parte de por el trato amable que siempre se ha despachado, por las delicias culinarias que siempre se han hecho. Desde los callos, hasta los mejillones tigre, pasando por la popular sepia amb allioli. 70 años después de subirse por primera vez la persiana, el bar Tòful sigue teniendo la misma esencia del principio.

«Es un honor para nosotros»

Por todo ello, la Associació de Veïns del carrer Merceria i Voltants-Part Alta ha querido homenajear a la familia durante las fiestas del Roser, que empezaron el martes y se alargarán hasta el próximo lunes. Los Solichero han sido los pregoneros de las fiestas. «Para nosotros es un honor. Nos hace mucha ilusión este reconocimiento. Hijos y nietos nos hemos criado en esta plaza y, ahora, ya somos la tercera generación detrás del mostrador», dice la familia.

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