El Saló de Plens del Ayuntamiento de Tarragona aprobó este lunes –con los votos a favor de PSC, PP, Ciutadans y Units per Avançar– volver a licitar las obras de urbanización del PP10, el nuevo barrio de Ponent situado entre el Anillo Mediterráneo y la T-11 donde debía instalarse IKEA pero que al final contará con una gran superficie promovida por la empresa holandesa Ten Brinke.
En octubre de 2017 el Consistorio adjudicó estas mismas actuaciones a la empresa Dragados, por un importe de 10,3 millones de euros. La falta de concreción de IKEA –cuya compra de la finca comercial debía pagar las obras de urbanización– retrasó los trabajos.
Los partidos de la oposición criticaron la gestión llevada a cabo con IKEA. Laia Estrada (CUP) calificó la situación como de «ridícula»; Dídac Nadal (PDeCAT) recordó que «IKEA sí que irá a Girona» y Pau Ricomà acusó a Ballesteros «de estar siempre al lado de los grandes constructores».