El día en que el arzobispo Jaume Pujol me pidió perdón

Jaume Pujol reaccionó así a mi artículo ‘Que un mal momento no acabe con 50 años de tradición’ sobre sus palabras en torno a los abusos a menores en la Iglesia

02 abril 2019 08:24 | Actualizado a 02 abril 2019 08:50
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No es habitual que un arzobispo te pida perdón. Pero exactamente esto fue lo que me pasó el pasado viernes, a eso de las nueve de la noche en el Tinglado número 1 del Moll de Costa. Empecemos por el principio. 

Hace unas semanas, el presidente de la Associació del Pas de la Presa de Jesús me propuso escribir un artículo en el opúsculo que edita año tras año la entidad. Se trata de un libro que presentan las congregaciones de la Setmana Santa tarraconense, y que cuenta con escritos de las principales autoridades de la ciudad. También se explican las actividades que ha llevado a cabo la entidad a lo largo el año anterior y algunos cofrades relatan su experiencia. Yo formo parte del Pas de la Presa de Jesús de la Confraria de Pescadors, por tradición familiar.  

Tenía un cometido y mi cabeza empezó a dar vueltas. Decidí que quería aprovechar la plataforma del opúsculo para explicar cómo me he sentido en las últimas semanas. Las declaraciones del arzobispo Jaume Pujol acerca de los abusos a menores por parte de la iglesia habían calado hondo en mi persona. Incluso llegué a replantearme participar en la Setmana Santa de la ciudad, que se reduce en salir de arrengleradora –cuidar de las hileras de cofrades– durante la procesión del Sant Enterrament del Viernes Santo. 

El artículo se tituló algo así como: que un mal momento no acabe con 50 años de tradición, haciendo referencia a las palabras del arzobispo y al estrecho vínculo entre la Setmana Santa y mi familia. Como apunte, cabe destacar que mi padre forma parte del Pas de la Presa de Jesús desde que tenía tan solo dos años. El escrito acababa diciendo que mi decisión era continuar organizando las hileras en la procesión. 

El artículo no pasó ningún tipo de censura y llegó el día de la presentación del opúsculo. El acto tuvo lugar el pasado viernes, a las ocho de la tarde en el Tinglado 1 del Moll de Costa. La mesa presidencial, desde donde se llevaban a cabo los parlamentos, estaba formada por las autoridades de la ciudad, entre ellas estaba el arzobispo de Tarragona, quien apenas levantaba la mirada del libro que se presentaba.

La sala del Tinglado estaba llena a rebosar. No cabía ni un alfiler. Minutos antes, la Associació del Pas de la Presa de Jesús había inaugurado la exposición fotográfica. Y llegó el turno de la presentadora. Mercè Toldra, directora del Museu del Port, era la encargada de desglosar los contenidos del libro. Primero dedicó unas palabras de afecto al barrio de El Serrallo y a su gente. Fue una excelente presentación. Mientras tanto, el arzobispo continuaba leyendo el opúsculo.

Gracias 
Durante el acto, me llegó un WhatsApp al móvil, que me avisaba de que el máximo representante religioso de la ciudad quería saludarme. ‘Tierra trágame’, pensé. Así que al terminar la presentación, me acerqué al arzobispo y me presenté. Fue entonces cuando llegó el gran momento. Me miró fijamente a los ojos y me cogió una mano. Me pidió perdón por sus palabras y aceptó haberse equivocado al decir que los religiosos señalados por la prensa por presuntos abusos a menores habían tenido «un mal momento». Noté que sus disculpas eran de verdad. 

Su reacción me sorprendió para bien. Acepté, como no podía ser de otra manera, sus disculpas, y tuvimos una conversación muy corta, pero intensa. Recuerdo que le dije que era una lástima que su etapa al frente del Arzobispado acabara de esta manera. Hoy, a través de este escrito, quiero darle públicamente las gracias por su acercamiento y por haber tenido la valentía de pedir perdón. Un perdón que me gustaría hacer extensible a todas las víctimas.

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