‘Horitzons’, un proyecto que fomenta vínculos

Ya hace nueve años que l’associació de mares de Tarragona, Tecletes, le dio vida al proyecto ‘Horitzons’. Aun así, la mayoría de tarraconenses no son conocedores ni mucho menos conscientes de la importancia que tiene este.

Horitzons consiste en que diferentes familias visitan, una vez al mes, a un grupo de veinte usuarias de la Residència de la Mercè. Con ellas hacen galletas, pintan, juegan a juegos de mesa y realizan diferentes actividades con el objetivo de crear vínculos entre niños y mayores.

Podemos decir que de una manera u otra las tres generaciones aprenden las unas de las otras.

«El proyecto nace a partir de la idea de un compañero que creyó que era necesario que los niños y niñas trabajasen colectivos vulnerables», comenta la impulsora del proyecto, Maruxa Roel.

Aunque inicialmente la actividad estaba pensada para niños de cuatro a diez años, participa gente de todas las edades. «Esto es muy positivo, porque por una parte, a cada abuela le gusta un perfil de niño, y por otra, nuestros hijos e hijas están en contacto con gente muy diversa», asegura Roel.

Además de hacer actividades conjuntas, también tienen tiempo para debatir, explicar y compartir como se sienten.

«Hablamos y trabajamos la muerte. Es importante hablar de esto porque actualmente esta sigue siendo un tema tabú entre la sociedad. De hecho, cada vez que una usuaria muere, hacemos una actividad para recordarla. No queremos engañar a los niños y niñas porque morir forma parte del ciclo de la vida y hay que aceptarlo aunque cueste», explica la impulsora del proyecto.

Si una cosa es evidente es que los años pasan y que con el paso de estos, todos nos hacemos mayores.

Cinta Plà es la usuaria más veterana. Empezó a formar parte del proyecto cuando tenía 94 años, ahora, con nueve años más, continúa formando parte. «Es nuestra capitana y los niños la quieren como si fuera su abuela» dice Roel.

Pero los residentes no son los únicos que se hacen mayores. Los niños y niñas que visitan La Mercè crecen y, por eso, van cambiando. Es el ejemplo de Bruna. «Desde pequeña siempre había venido, pero este año tuvo que dejar de hacerlo porque le era incompatible con los estudios. Aun así, hace unos días visitó a las usuarias. Estas la reconocieron y muchas se emocionaron: me pareció una bonita manera de resumir las implicaciones que genera el proyecto», afirma Roel.

Constante aprendizaje

Cuando Roel decidió tirar adelante el proyecto, pensó que era algo bonito para los pequeños. Ahora, con el paso del tiempo se ha dado cuenta de que «es una experiencia bonita para todos. A nosotras nos están dando una elección de vida. Creo que es importante que la gente sea consciente de que existe una parte de la sociedad que está allí».

La próxima sesión tendrá lugar este lunes por la tarde.